miércoles, 2 de mayo de 2012

El chip. Capítulo tercero



El chip

Capítulo tercero

Un típico taxi amarillo de las calles de Nueva York mientras recorre las calles recibe el aviso de que se pase por el hotel Soho House en el Nº 29 de la Novena avenida. Calcula el recorrido y comprueba que no está muy lejos, gira a la derecha desde la 11 avenida hacia la 21 Oeste para coge la novena avenida e ir hacia el hotel, es de noche,casi la media noche, una mujer de unos 30 años, morena y con abrigo gris que le llegaba hasta los pies dejando entrever los altos tacones de agua de sus negros zapatos, bolso pequeño, del mismo color que el abrigo, delante de la puerta del hotel, allí le estaba esperando, entra en el taxi y le dice que le lleve al aeropuerto internacional Newark Liberty.

El taxista pone rumbo hacia el aeropuerto pasando por las concurridas calles de la cuidad, pasando por el Warinanco Park Roadway.

Casi media hora ha tardado en poder acercarse al Aeropuerto, pero al fin han llegado, para delante la puerta de salidas y la pasajera sale hacia el aeropuerto, algo llama la atención al taxista, no lleva equipaje para viajar al exterior, pero no le importa, así arranca y continúa su marcha en busca de nuevos clientes.

La mujer morena del traje gris hasta los pies y con zapatos de tacón de aguja negros atraviesa la gran sala del aeropuerto en busca de la oficina de American Airlines para confirmar su billete hacia París, cosa que le hacen al momento. Se dirige a la sala de embarque para coger el avión...

En la secreta oficina de control y seguimiento del ciudadano informan a la central de que La Madame Stefanie ya está en el Aeropuerto y que esperan instrucciones, pues el historial de la Madame informa de que en sus burdeles se han filtrado muchos datos sobre el proyecto “Chip potato”, proyecto secreto de las grandes esferas para controlar a los ciudadanos inferiores y disponer de todas sus vidas y todo lo que les pertenezca, pero como secreto que es el pueblo no debe enterarse.

También saben que la Madame si consigue pasar esta información a las organizaciones de disidentes clandestinas pueden aclararles muchas cosas y también saben que esta información no puede salir muy lejos y a sí mejor controlar todo, la orden es aniquilarla en cuanto se pueda, pero que sea de muerte natural y ya está confirmada, sólo falta el momento adecuado.

Desde la secreta oficina de control y seguimiento del ciudadano se estremece la vigilancia de la Madame, todas las cámaras posibles apuntan hacia ella, no se pierden detalle, ni tan siquiera el morbo de verla ir al baño a hacer sus necesidades, ya han infiltrado cámaras por todas partes, unas que se ven y otras que no se ven pero que vigilan desde los más recógnitos lugares y en los sitios mis íntimos, el control es total, ya ni hay intimidad posible, todo con las escusas de los atentados y de los terroristas o cualquier otra escusa con tal de eliminar los derechos y controlar a los ciudadanos.

Madame Stefanie se va acercando el escaner de control a la entrada de la sala de espera para poder tomar el vuelo hacia París, pone el bolso en el escaner de objetos y ella pasa por el escaner de personas, un escaner que desnuda por completo a la persona y que lo han perfeccionado hasta tal punto que nada se les esconde, la imagen sale de una nitidez perfecta y todo el cuerpo completamente desnudo aparece en la pantalla, los ojos de los policías se quedan anodadados por la belleza de la madame, pero de pronto despiertan. A la señora le acaba de dar algo y al salir del aparato se ha caído al suelo son sentido, la respiración es entrecortada, se está ahogando, se agarra con todas las fuerzas que le quedan al policía que había junto a la máquina como si pudiera alargar un poco la poca vida que ya le quedaba, la falta de aire le estaba dejando las manos y la cara de un color azulado, los ojos fuera de órbita, con la mirada a ninguna parte y la boca abierta en busca de cualquier hilo de aire que pudiera entrar, la mano poco a poco se soltó del guardia y cayó al suelo, a los pocos minutos llegaron los sanitarios, pero ya no pudieron hacer nada, sólo certificar su defunción.

Desde la secreta oficina de control y seguimiento del ciudadano se avisa a los secretos jefes de que la Madame ya ha sido eliminada, ahora sólo falta avisar a los forenses certifiquen la muerte por motivos naturales.

Poco a poco la gente que iba a coger el vuelo se acercaba para ver el suceso, pero los policías no les dejaron acercar, ni tan siquiera que pudieran ver el cadáver.

A los pocos minutos más llegaron unos señores vestidos de negro identificados como agentes del Gobierno, colocaron a la difunta en una funda, cerraron la cremallera, la subieron a la camilla que aposta llevaban y se la llevaron, poco a poco volvió la tranquilidad a la sala de embarque. Toda la gente apenas articulaba palabra, pero intentaba llamar por teléfono y los móviles no funcionaban, estaban usando inhibidores de frecuencia para que no pudieran avisar a nadie.

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