El chip
Capítulo
segundo
En una comisaría de los Ángeles se
recibe una llamada de urgencia: “ Se acaba de escuchar un tiroteo
en la calle....”
Acto seguido en la oficina del jefe de
policía de esta misma comisaría suena el teléfono de la secreta
oficina de control y seguimiento del ciudadano que informa al que hay
que detener a Mariano Felipe González que es el autor de los
disparos según la información del chip el estaba en el lugar al
lado de la víctima y si chip ha informado de varias sacudidas, tres
en concreto que seguramente coinciden con los disparos que ha
recibido la víctima, el Chip de la víctima ha dejado de dar señal
y se llama Marie Walter.
Podríamos liquidarlo desde nuestro
control, pero no podemos hacerlo público, el pueblo no puede
enterarse. Por lo que le recomendamos que haga todo lo posible para
que no se note la diferencia y hagan una detención normal del
individuo y una supuesta investigación policial para que implique al
acusado.
Ok contesta el jefe, acto seguido llama
al inspector Víctor McMilan para que lleve el caso con la máxima
cautela.
Mientras los coches patrulla ya tienen
controlada la posición y controlados todos los movimientos del
Marino Felipe González, mientras la prensa ha sido informada y así
tener cobertura informativa de la detención y de paso exaltar la
eficacia de la policía en la defensa del ciudadano.
Marino Felipe González está en un
callejón huyendo de la policía, lleva la pistola en la mano,
intenta saltar la pared que le corta el paso y que da a un gran solar
en la que hay los restos e una antigua fábrica de gas abandonada
hace ya más de 30 años, fábrica que antes de que se construyera a
sus alrededores daba gas a medio los Ángeles para uso doméstico,
pero debido a su posible derrumbe había sido vallada por todas las
partes. Siguió corriendo hasta el edificio de oficinas en el que se
encerró al no ver una salida limpia, pues por todas partes se veían
los focos de las cámaras de TV y las azules luces de la policía, al
tiempo que estaban llegando unos camiones de bomberos.
En una de las aceras colindantes a los
muros que rodeaban la fábrica ya estaban unos camiones con
generadores preparando unos potentes fosos para que los camiones de
los bomberos pudieran acoplarlos a sus escaleras y así iluminar el
solar.
Los agentes con sus armas estaban
tomando posiciones en todo el perímetro, las TV informando de todos
los preparativos, algunos cámaras se habían arriesgado a subir a
una de las escaleras de los camiones de los bomberos y así poder
coger mejores tomas del edificio de las oficinas de la antigua
fábrica.
Varios policías, para provocar al
“asesino” lanzaron varias piedras a las ventanas para ponerlo
nervioso y empezara a disparar, pero no lo consiguieron.
Desde un coche de la policía se le
informa por los altavoces de que salga en las manos en alto, cosa que
no hace ni puñetero caso, no es si intención salir con vida de esta
situación, ni la de la policía el que con vida salga, pero la
policía tiene a las cámaras y tiene que provocarlo para que dispare
o haga algo para empezar a disparar a discreción sin piedad.
Desde un ángulo que no estaba cubierto
por las cámaras se escuchan varios disparos, cosa que ya sirve de
escusa a la policía para empezar a disparar a discreción hasta que
toda la pared queda como un queso de gruyere, al cabo de unos minutos
se dejan de escuchar los disparos y los antidisturbios intentan
entrar para ver si Marino Felipe González sigue vivo o muerto. Con
mucho cuidado se introducen dentro de lo que queda del edificio y
encuentran a Marino Felipe González mal herido, por el interfono
preguntan que hacen con el obteniendo la respuesta de que lo dejen
como está.
Desde el control de la secreta oficina
de control y seguimiento del ciudadano se activa el chip para que
libere el veneno y lo elimine del todo.
Pasados unos minutos, minutos en que ya
se han encargado de eliminar al “asesino” y comprobado de que ya
está muerto se dejan entrar a las cámaras de TV para que informen
con todo el morbo posible de la gran eficacia de la policía y del
sistema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario