Capítulo
décimo quinto
El
mar está en calma, las azules y transparentes aguas con su ligero
oleaje se van filtrando por la blanca arena dela playa, una hermosa
playa donde las palmeras, cocoteros y otras especies de verde
vegetación intentan llegar hasta las azules y transparentes aguas
marinas, un sol radiante y caluroso refrescado por la ligera brisa
marina que recorre el atolón de Alifu Dahaalu, allá por las Islas
Maldivas. Un verde césped muy bien cuidado, unos jardines tropicales
envidia de cualquier amante de la jardinería, el verde predomina en
medio de esta hermosa isla, hermosa entre las muchas que forman el
gran archipiélago de atolones, todos ellos muy hermosos y
paradisíacos.
En
el hotel Sun Island Resort Spa, justo en su restaurante, La Srª
Australia, el Sr. Francés, El Sr. Ruso y el Sr. Oriental, todos
ellos sentados en una mesa redonda en donde han colocado los mejores
manjares disponibles del momento regados de los mejores vinos debaten
sobre los resultados de sus acciones y sobre la situación actual en
el mundo y el control que han tomado sobre los chips y las fortunas
de las grandes familias.
El
Sr. Oriental toma la palabra: Ya tenemos el control y hemos apartado
a las grandes familias, estás siguen destrozándose ellas mismas,
las unas con las otras. Un yate en la que se habían reunido dos
familias casi al completo sufrió una enorme explosión y se hundió
son dar tiempo a que alguien se salvara, no ha habido supervivientes
y tampoco, por lo profundas que son las aguas en el lugar del
naufragio se va a rescatar el barco para saber las causas. El avión
de otra familia sufrió la pérdida de un ala en pleno vuelo
estrellándose en las montañas suizas. Algunos accidentes de
tráfico un tanto extraños en otros miembros, ya no queda casi nadie
de estas familias, nosotros controlamos todos, o casi, sus bienes.
También ya controlamos los Gobiernos y los chips de los ciudadanos,
al controlar el los bienes de las grandes familias también
controlamos a la banca y a la mayor parte de las grandes empresas,
solo una pequeña parte se nos ha escapado y la han comprado unos
Jeques árabes.
Y
ahora la gran pregunta ¿Qué hacemos con todo este poder? Si lo
entregamos volverán a usarlo de cualquier manera, si nos lo
quedamos, aunque sea con buena fe nos volveremos ambiciosos y
acabaremos entre nosotros. Tampoco podemos quitar los chips porque no
se ha encontrado la forma, todavía, de que no tengan el efecto
secundario de la muerte en unos días. Tampoco la gente se iba a
creer nada de todo lo que ha pasado porque tampoco se han enterado de
nada, somos anónimos y no nos conoce nadie, no saben ni que
existimos.
El
Sr. Francés añade: Tenemos todo el control económico, el control
de casi todo el mundo y coincido con el Sr. Oriental que no podemos
entregarlo sin más ni de cualquier manera, ni a los estados ni a los
ciudadanos, no entendería ni el como nos hemos hecho con el ni
porque se lo devolvemos, por otro lado lo malgastarían, aumentaría
la inflación y la ambición de poder volvería a recaer en unos
pocos llegando al punto anterior a antes de empezar toda esta
aventura.
La
Srª. Australia toma la palabra: no podemos devolver el poder de
control de chips, pues si lo hacemos se harán un mal uso y todo
volverá a estar como antes, por lo menos no podemos devolverlo hasta
que se puedan eliminar sin peligro para la población y de momento no
tenemos esta opción.
El
Sr. Ruso añade, tampoco podemos devolver el control de los satélites
a los estados y menos a los militares, mucha gente es afín todavía
a las grandes familias y los usarían para recuperar el poder de una
forma u otra, solo podemos dejar que sirvan para el uso normal de las
telecomunicaciones, el uso civil, pero el control lo mantenemos
nosotros.
El
Sr. Francés comente: Podemos hacer una coalición y formar una
sociedad entre nosotros y mantener el control hasta que consideremos
que podemos entregarlo. Ventajas, mientras dure la coalición esto va
a funcionar, pero en cuanto a alguien le entre la codicia todos los
demás estamos en peligro y la codicia humana puede atacar a
cualquiera de nosotros, al igual que ha atacado a las grandes
familias y entre ellas se han liquidado. También es cierto que todo
lo que hemos expuesto es real y no podemos dejar que suceda. Y dadas
las posibilidades que barajamos, aun con su riesgo, propongo la
alianza.
Asintieron
todos y así lo acordaron y dejaron los detalles para otro día, el
día era precioso y la isla también, era el momento de terminar de
tomar el café, tomarse un descanso en alguna de las hamacas
colocadas debajo de alguna que otra palmera a cerca del mar y
disfrutar de la maravillosa isla y de los excelentes servicios de que
dispone el Sun Island Resort Spa.
Las
cuestiones técnicas ya las resolverán los especialistas en estas
materias...
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