miércoles, 9 de mayo de 2012

El chip, capítulo décimo quinto

El chip


Capítulo décimo quinto

El mar está en calma, las azules y transparentes aguas con su ligero oleaje se van filtrando por la blanca arena dela playa, una hermosa playa donde las palmeras, cocoteros y otras especies de verde vegetación intentan llegar hasta las azules y transparentes aguas marinas, un sol radiante y caluroso refrescado por la ligera brisa marina que recorre el atolón de Alifu Dahaalu, allá por las Islas Maldivas. Un verde césped muy bien cuidado, unos jardines tropicales envidia de cualquier amante de la jardinería, el verde predomina en medio de esta hermosa isla, hermosa entre las muchas que forman el gran archipiélago de atolones, todos ellos muy hermosos y paradisíacos.

En el hotel Sun Island Resort Spa, justo en su restaurante, La Srª Australia, el Sr. Francés, El Sr. Ruso y el Sr. Oriental, todos ellos sentados en una mesa redonda en donde han colocado los mejores manjares disponibles del momento regados de los mejores vinos debaten sobre los resultados de sus acciones y sobre la situación actual en el mundo y el control que han tomado sobre los chips y las fortunas de las grandes familias.

El Sr. Oriental toma la palabra: Ya tenemos el control y hemos apartado a las grandes familias, estás siguen destrozándose ellas mismas, las unas con las otras. Un yate en la que se habían reunido dos familias casi al completo sufrió una enorme explosión y se hundió son dar tiempo a que alguien se salvara, no ha habido supervivientes y tampoco, por lo profundas que son las aguas en el lugar del naufragio se va a rescatar el barco para saber las causas. El avión de otra familia sufrió la pérdida de un ala en pleno vuelo estrellándose en las montañas suizas. Algunos accidentes de tráfico un tanto extraños en otros miembros, ya no queda casi nadie de estas familias, nosotros controlamos todos, o casi, sus bienes. También ya controlamos los Gobiernos y los chips de los ciudadanos, al controlar el los bienes de las grandes familias también controlamos a la banca y a la mayor parte de las grandes empresas, solo una pequeña parte se nos ha escapado y la han comprado unos Jeques árabes.

Y ahora la gran pregunta ¿Qué hacemos con todo este poder? Si lo entregamos volverán a usarlo de cualquier manera, si nos lo quedamos, aunque sea con buena fe nos volveremos ambiciosos y acabaremos entre nosotros. Tampoco podemos quitar los chips porque no se ha encontrado la forma, todavía, de que no tengan el efecto secundario de la muerte en unos días. Tampoco la gente se iba a creer nada de todo lo que ha pasado porque tampoco se han enterado de nada, somos anónimos y no nos conoce nadie, no saben ni que existimos.

El Sr. Francés añade: Tenemos todo el control económico, el control de casi todo el mundo y coincido con el Sr. Oriental que no podemos entregarlo sin más ni de cualquier manera, ni a los estados ni a los ciudadanos, no entendería ni el como nos hemos hecho con el ni porque se lo devolvemos, por otro lado lo malgastarían, aumentaría la inflación y la ambición de poder volvería a recaer en unos pocos llegando al punto anterior a antes de empezar toda esta aventura.

La Srª. Australia toma la palabra: no podemos devolver el poder de control de chips, pues si lo hacemos se harán un mal uso y todo volverá a estar como antes, por lo menos no podemos devolverlo hasta que se puedan eliminar sin peligro para la población y de momento no tenemos esta opción.

El Sr. Ruso añade, tampoco podemos devolver el control de los satélites a los estados y menos a los militares, mucha gente es afín todavía a las grandes familias y los usarían para recuperar el poder de una forma u otra, solo podemos dejar que sirvan para el uso normal de las telecomunicaciones, el uso civil, pero el control lo mantenemos nosotros.

El Sr. Francés comente: Podemos hacer una coalición y formar una sociedad entre nosotros y mantener el control hasta que consideremos que podemos entregarlo. Ventajas, mientras dure la coalición esto va a funcionar, pero en cuanto a alguien le entre la codicia todos los demás estamos en peligro y la codicia humana puede atacar a cualquiera de nosotros, al igual que ha atacado a las grandes familias y entre ellas se han liquidado. También es cierto que todo lo que hemos expuesto es real y no podemos dejar que suceda. Y dadas las posibilidades que barajamos, aun con su riesgo, propongo la alianza.

Asintieron todos y así lo acordaron y dejaron los detalles para otro día, el día era precioso y la isla también, era el momento de terminar de tomar el café, tomarse un descanso en alguna de las hamacas colocadas debajo de alguna que otra palmera a cerca del mar y disfrutar de la maravillosa isla y de los excelentes servicios de que dispone el Sun Island Resort Spa.

Las cuestiones técnicas ya las resolverán los especialistas en estas materias...

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