El chip
Capítulo
cuarto
Una pareja joven, el de unos 25 años,
ella quizás 23, ambos cogidos de la mano están observando el panel
de llegadas internacionales del Aeropuerto Cherles de Gaulle. Llevan
un papel enrollado en la mano con unas letras escritas a rotulador,
no se pueden leer, pero se nota que están escritas a rotulador, pues
se ve la parte posterior de dicho papel y se ven manchas de rotulador
que lo han atravesado.
Vuelven a mirar el panel electrónico y
parece como si se empezaran a poner nerviosos, ven salir a la gente,
pero no a la persona que buscan. Se deciden a desplegar el letrero
enrollado que llevaban en el que se lee “MADAMA STEFANIE”. Siguen
mirando por todos lados, pero no aparece nadie que conozcan ni que se
interese por el cartel que llevan en la mano, pasa casi una hora y ya
desesperados por no encontrar a la persona que estaban buscando
abandonan el Aeropuerto destino París.
Cerca de la Torre Effiel hay un
restaurante, muy cerca del puente que cruza el río. Un restaurante
de principios de los mil nuevecientos, restaurantes de estos con
solera, antiguo y clásico a la vez, mesas lujosamente montadas y los
camareros perfectamente uniformados. Todo un lujo para la vista, pero
más lujo es la vista que se tiene desde las ventanas, donde se
domina todo el río con la famosa Tour Effiel al fondo y los jardines
que la rodean. Si bien de noche es doblemente bonita por la
iluminación que tiene. Al fondo, al lado del último ventanal se
encuentra un señor de avanzada edad, solo y tomando una buena copa
de vino tinto. Llaga la joven pareja, el señor de avanzada edad les
invita a sentarse. Llama al camarero para que ponga dos copas más,
las llena de vino, los ve algo inquietos y , antes de que comenzaran
a hablar, les invitó a que bebieran un poco del vino.
La joven iba a hablar, pero el señor
le hizo una señal para que callara.
La Madame, empezó a contar, ha sido
eliminada según las informaciones que me llegan desde New York. Por
lo visto y a tenor de la gente que ha recogido su cadáver todo hace
pensar que han sido los de la secreta oficina de control y
seguimiento del ciudadano, por lo que van detrás de nosotros y a
por nosotros, ella venía para contarnos los miembros del gobierno
que están implicados en el proyecto Chip Potato, también nos iba a
dar los nombres directos de los que controlan a los gobiernos para
que implanten el chip a todos los ciudadanos y así poderlos
controlar de forma remota. Pero al enterarse de que quería salir de
EEUU la secreta oficina de control y seguimiento del ciudadano ha
decidido eliminarla para que no diga nada, está visto que tenemos
que extremas las medidas en comunicaciones, Internet ya no es seguro,
está todo controlado, los teléfonos, según la última información,
no confirmada por ahora, son el enlace más cercano para controlar el
chip a distancia, han conseguido que en cualquier sitio y lugar a
través del enlace de los teléfonos se pueda controlar el chip, pero
no del teléfono del implicado, sino desde cualquier teléfono que
esté cerca del individuo, es decir nos controlan por todos los
lados y con la tecnología que nosotros mismos les ponemos a su
alcance.
También todas las llamadas están intervenidas, por lo que hablar por teléfono es un alto peligro para nuestra organización.
Por otro lado, también hemos
descubierto que si se extrae el chip, cosa que sería lo ideal en
principio, el que individuo fallece en pocos días. Es como si, al
poner el chip, este incorporara al cuerpo algo que sólo se puede
mantener con el chip y que al ser extirpado este hace que el cuerpo
no pueda vivir sin esa adicción, no se ha identificado que puede
ser, pero lo que si se ha comprobado es que una vez extraído el chip
no se vive más de cinco días.
El joven todo preocupado pregunta ¿Pero
no hay nada que se pueda hacer para parar esta barbarie?
De momento no, contestó el señor,
todos los intentos para eliminar cualquier daño producido por la
extracción han sino fatales, siempre han producido el fallecimiento
del individuo. No tenemos, de momento, alternativa que llevarlo
puesto y ni tan siquiera podemos parar el que se ponga, si te has
fijado en las oficinas de sanidad, incluso las itinerantes tienen
unas colas tremendas, nadie quiere perderse el poder usar los
Servicios sociales y más cuando lleva toda la vida pagando por
ellos.
Se quedó el señor algo pensativo un
momento y comentó: Ahora ya han privatizado los servicios sociales,
también han privatizado la caja y el uso del servicio de pensiones,
dos servicios que siempre han tenido superávit y que a causa de
decir que estaban en quiebra han provocado una quiebra ficticia para
privatizarlo. Para colmo hay un plan para que cuando lleven los
pensionistas un tiempo, tiempo relativamente corto, van a fallecer,
de este modo se ahorran muchos años de pagar a nuestros ancianos,
pero como no saben que es por culpa del chip que llevan implantado el
que se mueren lo atribuyen a causas naturales y si no te lo pones no
cobras y si no cobras también te mueres por no poder comer. Y si
protestas disimuladamente falleces.
Poco que hacer de momento, pero
seguiremos buscando la solución para hallar la solución para
eliminar el chip sin que nos mate. De momento vamos a tomarnos las
cosas con calma, si nos ponemos nerviosos es peor...
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