miércoles, 2 de mayo de 2012

El chip, capítulo sexto

El chip



Capítulo sexto

Hace un día de perros, el cielo está completamente gris, viento fuerte soplo del norte helando a todo el que al descubierto esté. Los árboles mueven sus ramas como si brazos fueran, de un lado hacia el otro y repitiendo movimiento una y otra ves, las pocas hojas que en ellos hay poco a poco van desapareciendo. Las antenas de televisión colocadas en los tejados y terrazas Parecen péndulos con movimientos forzados, todo parece que se van a romper una detrás de otra, pero siguen aguantando estoicamente las fuertes batidas que el viento les está dando.

Las gotas de agua, gotas muy seguidas atacan furiosamente todo lo que en sus caminos encuentran, el fuerte viento es su aliado y las empuja con mucha fuerza, tanta que en las enormes colas que hay en los centros de salud la gente está tiritando de frío y calada del agua que por todos sus rincones los mini huecos de su vestimenta entra, los paraguas no sirven para nada y el agua ya está corriendo como un río por toda la calle, casi sube las aceras donde forma las colas.


En los centros de salud unos cuantos grupos de médicos y enfermeros se dedican a implantar el chip a los beneficiarios de los Servicios Sociales del Estado, nadie quiere quedar exento de tales servicios y más cuando se lleva toda la vida pagando por ellos y en las nóminas se descuenta un porcentaje para los mismos. Todos quieren llevar el chip incorporado, les han dicho que es la única manera de que sólo los que tienen derecho a tales servicios puedan disfrutar de ellos y así no se beneficiarán los “free raiders”, es decir, de los que se aprovechan del sistema sin aportar nada a cambio. Todos están convencidos de que es el mejor sistema y contentos están de poder ayudar a evitar el fraude. Niños, jóvenes, mayores, todos lo quieren llevar ya, no sea cosa de que cuando necesiten de los Servicios Sociales no les dejen usarlos.

El agua cada vez sigue subiendo poco a poco, subiendo por encima de la acera, ya no solo están calados por la lluvia que desde arriba cae, sino también por la que desde abajo ya empieza a mojarles los pies, pero hay que aguantar y ponerse el chip, nos pueden dejar sin el servicio si no lo llevamos, es lo mejor para nosotros, evitamos el fraude, el sistema no caerá de esta forma, etc. Es lo que la gente piensa, la gente es patriota y confía en sus mandatarios, para algo los han elegido, saben que velan por la mayoría de la población, muchas veces no se entienden las políticas que hacen, pero saben que es para su bien, por eso hay que ponerse el chip y no rechistar ni hacer preguntas. El Estado ha hecho la campaña por la televisión, la prensa, internet, todos los medios de comunicación. Los Norteamericanos ya lo llevan, se ha dicho que con muy buenos resultados, en Europa se está implantando a toda velocidad, es muy bueno para todos, todos quieren llevar el chip.

En el resto del mundo sucede algo parecido, pero algo más lento, pero al implantarse Servicios Sociales en casi todos los países ya está costando menos convencer a la población, a todos les dicen que de esta forma tendrán acceso a los servicios sanitarios, a las prestaciones sociales que haya, etc.

En los hospitales ya se está implantando a los recién nacidos, dicen que también es una forma de llevar su historial clínico encima y que en cualquier parte siempre se tendrá toda la información necesaria para atender al que lleve el chip. También se dice que de esta forma se puede estar atendido casi en todo el mundo sin necesidad de otra documentación ya que todo va incorporado al chip. La gente es feliz, dicen que el sistema es perfecto, que todo será maravilloso, viajar por el mundo sin tener que preocuparse por la salud ni el modo de pagar el servicio, dicen que casi todos los países están asociados al sistema por lo que nunca van a tener problemas de este tipo, todo el historial en el chip y la información para cobrarle al estado pertinente también todo es perfecto, adiós a la tarjeta d la Seguridad Social que casi nunca sabes donde la tienes, sin problemas con las recetas de los medicamentos, también incorporadas al chip, el lector dice el medicamento que te han recetado y el farmacéutico te lo da sin más problemas, pagas y listo.

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