Mi puñetera cabeza, de fantasías y falsas historias.
La vi
La vi, ahí estaba ella, no podía apartar la mirada, seguía sus pasos, su respiración, hasta que desaparecía detrás de alguna estantería, no podía seguirla en la distancia. Mi mente daba vueltas y más vueltas entre abandonar o acercarme a ella, provocar un encuentro “fortuito”, presentarme como si hubiera sido un accidente, o seguirla, silente, a cierta distancia como si fuera un agente de la CIA para presentar algún informe.
Mientras mi mente divagaba
la vi a ella, con su pelo rizado
que al ir avanzando con sus pasos
se levantaba al viento como si fuera un cometa
pelo moreno, largo, con sus rizos alborotados
paso firme mientras va avanzando
dubitativo cuando se para en algún lado.
En mi mente una maraña impertinente
de pensamientos impuros
quizás no sean tan impuros, sino auténticamente puros
por ese animal salvaje que se concentra en mis genes
como la leche condensada que se inventaron para encerrarla
en esa lata de metal para que no salga esa fiera
mas cuando revienta o se abre con el roce de las miradas...
Aparecen los instintos concentrados
obcecándose los ojos en mirarla, desearla
como si otra cosa no hubiera en el universo
más que ella, ella, ella, ella, ella
sin poder olvidar la estructura de su cuerpo
ese pelo que en la distancia me enamora
deseoso de ver sus ojos frente a frente..
Decidí adelantarme a sus pasos, necesitaba ver sus ojos, esa parte que tanto me encanta, al tiempo que me enamora. Dicen que los ojos hablen entre el silencio, a mi me encanta ese diálogo sin palabras, donde el cuerpo se estremece, no por fiebre, sino por la tontería de cuando uno se enamora y no sabe como reaccionar ni expresar lo que uno siente, esa incertidumbre donde se juega el todo o nada.
Eso mismo me pasaba, si la encuentro de frente que le digo, como empiezo una conversación, sin olvidar todas las preguntas pertinentes que se pasean entre esa maraña de pensamientos que hay en mi cerebro, que mientras la maraña se hace más grande, inmensa, más peligra el éxito de lo que estoy buscando.
Intento tirar un poco del hilo de mis líos mentales, ¿Está casada? ¿Tiene pareja? ¿ Me mandará al carajo si le digo que me gusta? Etc. Sólo que queda sacar al poeta para que no se lie más el ovillo.
Qué pensará si le digo que me gusta
y si le digo te quiero
que bonitos ojos tienes
me encanta tu pelo
qué decir de tu sonrisa
que me enamora y provoca la mía
haciendo que esa mía se convierta en perpetua
no puedo eliminarla de mi rostro mientas la tengas en el tuyo
promoviendo la locura de mi ya loco cerebro
que hace tiempo perdió la cordura
desde en el momento en que te vi
allá a lo lejos
aunque ya de mi nada entiendo.
Todavía no he podido ver sus ojos, me vuelven loco y no los conozco, que sucederá cuando los vea frente a frente, ni idea, sólo sé que sigo siguiéndola de lejos y sólo la veo de espaldas dirigiéndose a la zona de lencería y productos eróticos. Tengo que seguir andando detrás de ella para verle la cara en algún momento. La necesito, ya no su cara, sino toda ella...
Está mirando la lencería, roja, negra, de encaje, de lejos parece como si fuera de cera, minúscula toda ella, la de la parte inferior, la de arriba, de gran tamaño, lo digo porque cuando la coge con sus manos, sus manos son minúsculas al lado de los soportes mamarios, desde la distancia se ven esas manos suaves, con las uñas bien pintadas, de un color nacarado con puntitos brillantes que van destellando ante mis ojos.
Ese nácar brillante
que se desprende de tus dedos
con el parpadeo de las estrellas
que me deslumbran cuando te veo
me enamoran, aún sin conocerte
en mi, el miedo indescriptible
absurdo, como todos ellos
a perderte antes de tenerte
tener que abrazar la ausencia
en lugar de tu presencia
donde el corazón late con más fuerza
locomotora imparable cuando coge fuerza
que poco a poco sintoniza con el tuyo
sincronizando las frecuencias
latiendo al unísono
como nuestros ojos cuando parpadean
no notando cuando se abren o se cierran
en el incesante parpadeo
ese diálogo entre pupilas
ambas pícaras, deseosas
de entrar en esas zonas oscuras
donde trascienden las caricias
haciendo que tiemble la piel
el cuerpo, el alma, sin vergüenza alguna
al contrario de esa que siento ahora
para mirarte a la cara y decirte que me gustas.
Entre pensamiento y pensamiento, desapareció de mi vista, quedándose en mi pensamiento, ya desolado, triste, tanto, que me salí de la tienda, ya cabizbajo, peleándome con mi cabeza por hacer el gilipollas y no atreverme a enfrentarme a mis miedos y sacar el coraje para salir adelante, olvidándome de ese tímido personaje que se pierde entre vanos pensamientos perdiendo la realidad existente.
Pobre de mi
cobarde, sin agallas
para enfrentar la vida
prefiriendo pelear ante un ejército
que decirle te quiero a esa persona que te gusta
prefiero hundirme en el barrizal
antes de subir al cielo pasando por los infiernos
los del placer prohibido
los de los sentimientos intensos
esos que te enervan
los que se sienten con el alma y el cuerpo
de los que no hablan los diccionarios
sólo algunos libros locos escritos para unos pocos
leídos por muchos menos
esos infiernos que cuando entras en ellos
no quieres salir ni aunque las fuerzas de seguridad te saquen
si lo hacen, vuelves a ellos, sin ellos la vida no vale la pena
es un viaje para vivientes muertos.
Estaba sentado sobre un pilón de esos de cemento que separan las zonas del aparcamiento de los caminos marcados para que circulen los coches, justo al lado de un paso cebra que unía éste con el supermercado. Seguía absorto en mis pensamientos, casi diría que los tenía en blanco, uno de esos momentos en que ya no piensas en nada, pero apenas te enteras de lo que pasa a tu alrededor, es como estás en una isla en medio del océano donde nadie te estorba ni la vista.
De pronto escucho que algo se cae a mis pies, lo observo, un paquete de preservativos, lo recojo, levanto la mirada y ahí estaba ella de nuevo, esa vez nos veíamos las caras, unos ojos negros, grandes, brillantes, me veía reflejado en ellos como si fueran un espejo de esos cóncavos con mi figura deformada, me veía delgado, cosa que siempre he estado con unos kilitos de más...
Su voz, diciéndome si le puedo dar lo que se le ha caído, yo, todavía atontado, con la mano temblorosa, le acerco la caja, mientras de sus labios una gran sonrisa de la que se contagiaron mis labios.
Ella agarró la caja, yo, como atontado no la soltaba, hasta la mano me temblaba de tener la suya justo a unos milímetros de la mía, hasta que me dice “la sueltas o no”, sin perder la sonrisa, la solté, la puso en la bolsa de nuevo, me dio las gracias y ante mis ojos, de nuevo, desapareció.
Mi cuerpo temblaba, no entendía nada, es como si estuviera con fiebre, me volví a sentar sobre el pilón, estaba tan atontado que no tenía ningún reflejo para reaccionar, me entraron ganas de llorar, mientras por otro lado, me contenía, pero no podía ni hablar, si lo hacía se me entrecortaban las palabras, mientras mi propio cerebro, con esa vocecita que tiene cabreada, diciéndome, tonto, imbécil, idiota y otros calificativos que no quiero ni recordar.
Le miré a los ojos
como el azabache negros
con su brillo, alumbrando más que el sol
cegando los míos, hipnotizándolos
ella, joven, alta, imponente
en los mejores momentos de la vida
yo, tímido con una gran colección de años
colgados de las paredes del pasado
una mente viva con ganas de vivir
un cerebro tímido que me estafa
usando el auto engaño.
A veces lo maldigo
luego recuerdo que el y yo somos el mismo
vuelvo de nuevo a sus ojos
ahí me veo bello, esbelto
al tiempo que de ellos me enamoro
como un colegial en un improvisado encuentro
me veo divagando entre ilusiones
realidades absurdas que no entiendo
en un mundo que ya me invento
quizás porque uno que me guste no encuentro
a veces me siento afortunado
con el camino trillado
o nuevos para ser explorados
otras todo lo contrario
en un barrizal hundido
buscando una salida que no encuentro
cuanto más peleo más me hundo
desespero, desespero...
La vi
La vi, ahí estaba ella, tocando el piano con sus mágicos dedos, pero no, no era ella, ni su nombre se le parecía, pero era idéntica, sus gestos, sus fracciones. Atontado con el divagar de las notas que salían del piano, absorto me quedé mirando su rostro, retrocediendo en el tiempo, cual máquina aposta para ello, recordando viejos tiempos, de fondo, su música, emulando la voz que salía de sus labios, que cuando la escuchaba se me erizaba todo el vello, hasta el que ya no tengo.
En cada nota, simulaba una escena, algunas ya olvidadas, pero recordadas en este momento, en el que transportado por esas notas sacadas de las teclas impulsados con magia por sus dedos
me recordaba como estos se deslizaban por toda la piel, muy despacito, acabando con la paciencia de mi mente, pero aumentando la libido del momento hasta llegar a ese punto en que o revienta o reviento, difícil explicar eso con palabras, cuando al final acabas con un temblor incontrolado, a lo bestia por todo el cuerpo y no es temblor de frío, fiebre o algo parecido, pero te deja exhausto, con una sonrisa de lado a lado del rostro, abrazado a ella, juntando los cuerpos como si una sola pieza fueran, acabando con interminables besos, diferentes tipos, suaves, delicados, apasionados por tiempos, mordiscos que te devuelven a unos momentos anteriores ya descansados y con más fuerza, como si no hubiera mañana, que no lo hay, acabando como antes he explicado.
Retrocedí veinte años
Retrocedí veinte años
al verte ahí enfrente
vi este presente que me recordaba
aquél pasado encantado.
No, no eres tú, no llevas su nombre
ni sus apellidos, pero si su belleza
el brillo de sus ojos, un calco
tu idéntica sonrisa, esa expresión...
Ahora, mi cabeza un lío
tu imagen en presente
idéntica otra del pasado
mi mente dando vueltas
con la sonrisa de lado a lado.
Una gran diferencia
tú ahora joven
yo, ahora viejo y cascado
con una coincidencia
antes y ahora calvo.
Antes la tenía a mi lado
me hacía vibrar desde adentro
no, no era la fiebre, no temblaba
si bien la temperatura era muy alta
no siendo la del termómetro.
Ahora te miro como cual pasado
a sabiendas que ese presente
no ha empezado ni acabado
simplemente es inexistente
un sueño, una ilusión.
Al darme la vuelta
desapareces, cual espectro
sólo en mi imaginación
aunque esa sonrisa en mi rostro te agradezco
y la guardo en mi corazón.
Tras el sueño, al despertar al alba, los rayos de luz entraron en la habitación, a mi lado, nadie, estaba la cama vacía, con el único calor el de mi lado y el de los rayos que por la ventana entraban, eso sí, todavía tímidos, filtrados por los cristales, entre ellos, minúsculas figuras que flotaban como las estrellas del cielo, pero sin más brillo que el que el sol les aportaba, todo lo demás, puro sueño, salvo la música que sí sonaba en la fiesta que había asistido. En mi mente aparecía una y otra vez, insistente, su sonrisa, sus muecas, su pelo rizado, sus ojos, su mirada, esa complicidad con sólo mirarnos los rostros...
Todo se iba difuminando, como esas motas de polvo en suspensión que bailaban entre esos rayos de sol salidos de la inexistente nada. Ahí, esas minúsculas motas de polvo, se van ordenando como por arte de magia, pintando su rostro, moviendo los labios, como si me hablara, quería preguntarle porqué me abandonó aquella mañana, silente, sin decir nada, desaparecida son dejar rastro, pero mientras me atrevía, desaparecía difuminada entre los labios, dejando un corazón palpitante que también acabó difuminado al abandonar el sol mi ventana.
La vi
La vi, balcón frente a balcón, la calle por frontera, sin barreras, pero con el vacío por delante mientras buscaba que su mirada se cruzara con la mía, pero no, no había manera, se rehuían las miradas, la suya con la mía y viceversa, hasta echar las cortinas para no ver dentro de nuestras casas.
Tan cerca, tan lejos, una simple calle, diez metros, un vacío, como si fuera el foso de los grandes castillos, llenos de cocodrilos u otras especies hambrientas. Ninguna más hambrienta que el hambre que de ella tengo, de conocerla, tenerla a mi lado. Cuando abro la puerta de mi balcón, ella desaparece y a la inversa.
Ella, de pelo largo, morena, de pelo de cara, perfecto su cuerpo, de su persona no hablo, a tanto no llego, pasan los años, pero la invisible frontera que nos separa no se derriba. Sólo me queda mandar versos al viento a ver su supera el muro de la alta torre del castillo, entrando por el ventanal y le puedo llegar al alma.
Ella, paseando a ratos ante mía
en sus pensamientos absorta
mientras con los rayos de sol se calienta
mi imaginación aviva
como antiguo caballero de capa y espada
con mi corcel blanco de negras manchas
acercándome a la alta torre en que ella se halla
encerrada por el castigo de nacer bella
trepar con los versos por sus largos cabellos
para llegar a su alma inaccesible.
Si pudiera volar como el águila
sobre mis lomos la llevaría
a recorrer las lejanas montañas
aunque luego que la devuelva me pida
esperándome al alba
subirse a mis espaldas
emprendiendo la conquista
del universo más allá de sus fronteras
donde esas no existan
ni caminos que salirse de ellos prohíban
donde la libertad sea libre
no una falsa promesa inventada
libre para ser libre
aunque cueste el ser liberada
pero conquistada con todas las fuerzas
que nadie regala nada...
Queda lejos la alta torre
empequeñeciendo en cada movimiento de alas
en cada batida más minúscula
hasta que desaparece siendo nada
un recuerdo de mala saña
la que tiene el que la tenía encerrada.
Sigue el balcón, a veces vacío, con la invisible frontera, ya no se abren las cortinas, ni los visillos, no se pasean la velas en sus entrañas, sólo los recuerdos hacen su presencia, luna tras luna, ni tan siquiera en la luna llena sus sombras se pasean ante su cara, también, bella, esbelta, brillante, alma de poetas...
La vi
La vi, ahí estaba desnuda frente al espejo, éste enseñaba su figura de cuerpo entero, más mi vista que se llenaba de su parte trasera, cuanta belleza junta, parece un sueño, uno de esos de hadas en versión para adultos, donde se divisaban sus bellas curvas que la adornaban, cual diosa fuera, se dio la vuelta mirándome con descaro, su picardía y complicidad entre ambos hacía que pudiera jugar conmigo como le diera la gana. Salimos de la cabaña, enfrente una hermosa playa, pero antes, un precioso jardín donde los lirios mostraban su belleza blanca y dorada. Dorada como su piel, con dos tiras blancas que marcaban la falta de sil ese día que el biquini llevaba, ahora ya sin nada, queda dibujado como recuerdo de un pasado.
La brisa, caliente como el fuego, se confundía con nuestro propio fuego interno, sin llamas ardía, como nuestra piel mientras nos abrazábamos, revolcándonos sobre la arena, las olas, con su vaivén, nos acariciaban, dejando su salado sabor en nuestra piel, dejando que entre besos se la fuera lamiendo, saboreando la combinación perfecta de su sabor condimentado con esa sal marina, plato perfecto para un día todavía mejor, donde sin plantearse nada, se ofrecía aún mejor.
Al pasar por el jardín, frente a esos lirios, salió el poeta con sus poemas, encantado con tanta belleza.
Entre lirios
sombras, reflejos
rayos de sol imperfectos
tu yo en el espejo
como en un sueño.
Apareciste como un ángel dorado
con un fino tul blanco
son esos lirios perfumados
y con tu perfume, la habitación
de ti se había impregnado.
Esos ojos cerrados
bajo esos rayos meditando
una sonrisa en tus labios
melancólica, soñando...
Un príncipe, un rey, un ángel caído.
Ese que te tienta por las noches, el diablo
que te eleva la libido a los cielos
acompañándote en los sueños y pensamientos
incluso de día tomando el sol
viéndolos a través de tus párpados cerrados.
El sol seguía entrando por la ventana creando esas sombras imperfectas, dibujos andarines que se paseaban sobre su piel como un lienzo perfecto para dibujar todo el amor que uno lleva dentro, sacar todo ese fuego en forma de lava, impulsada hacia los cielos como si fuera expulsada por un volcán en plena erupción, viendo a cámara lenta como desciende por las laderas de sus caderas, lentamente, cada gota, caliente como la misma lava, es como si fuera quemando la piel, sensible por los rayos de sol que había tomado en la playa por la mañana.
Le miré el rostro, radiante, como la luz del sol o la de la luna en plena luna llena, sonrisa de lado a lado, los ojos con un brillo especial que provoca mi sonrisa, ahora los dos con una enorme sonrisa, cara de satisfacción, volviendo a la tarea de los besos, esos que van despacito para al final acabar completamente abrazados, dejando que nuestros corazones acompasen sus latidos.
La vi
La vi, a ella, esperando los rayos de sol que tímidamente intentaban atravesar los cristales de la pequeña ventana. Sus pechos, erguidos, como saludando a esos rayos, llamándolos para que les calentaran. Acariciados por sus pezones, esos rayos, ya con más ganas, se atreven, salvando su pasada timidez, a acariciar todo su cuerpo, estremeciéndolo con su calidez.
Ella con los ojos cerrados, se deja acariciar por ellos soñando en un viaje entre los astros donde poder lucir todo su cuerpo, su belleza natural, sin tapujos ni lenguas viperinas llenas de envidia que la critiquen. Jamás a soportado a esa gente que por sus creencias inculcadas, rompiendo las propias reglas de la naturaleza, burlándose de la realidad de lo que nos da vida, de la cantidad de cosas que se inventan, ella, sólo quiere tranquilidad sin ideas absurdas que le digan lo que tiene o no tiene que hacer en una comunidad donde todo sin imposiciones y prohibiciones, sólo quiere ser libre para hacer con su cuerpo lo que le de la gana sin molestar al prójimo ni que le digan por donde caminar y por donde no, ni lo que tiene que pensar. Quiere ser libre, amar a quien la ame sin importar el color de su piel, ni su locura de querer vivir en paz con la naturaleza, está enamorada de la vida, no de las mentiras que la componen.
Quiere poder pensar en voz alta, sin que se le interrumpan porque no les gusta lo que habla y piensa, quiere besar los labios que le apetezca, poco le importa el sexo si le encantan.
Quiere ser un rayo de sol para colarse por la ventana, así acariciar la piel desnuda, sin más trabas.
Entró la suave luz
entre los cristales opacos
acariciando esa piel desnuda
como la brisa de verano
saboreando ese sabor a mar
con ese toque salado
que se huele en la brisa
y en el cuerpo queda pegado.
Entre la penumbra, la silueta
bella como una estatua de mármol
suave la piel, cual seda
textura de tercio pelo
erizando el vello al acariciarla
mientras con los ojos cerrados
se enciende hasta el alma
convirtiéndola en inextinguible fuego.
Sobre las dos colinas
emergen como dos dedos apuntando al cielo
de lejos parecen dos antenas
absorbiendo la energía del universo
recargando esas flamas
que se mantienen ardiendo
por mucho que llegue la lluvia
por la ladera va bajando.
Fluyen las cataratas
mente y cuerpo efluvios
alimentando las aguas
de los caudalosos ríos
tras las cataratas
los remansos de paz
que revientan furiosos
tras las fuertes bajadas.
Sigue en la ventana, mientras, ya altos los rayos, van abandonando la estancia, ellos se van, ella se queda con su nostalgia. Ahora es ella, la que se acaricia, la veo con mi cuerpo de fantasma, al que se le ha olvidado la sábana, sigue ahí, bella como siempre, más bella ahora calentita por las caricias de los rayos, como si de mis dedos se tratara.
No entiendo como tan pronto me llevó la Parca, cuando éramos ejemplo de felicidad, lo teníamos todo, aunque material nada fuera, sólo ella y yo, con nuestras circunstancias.
Ahora, sólo yo un simple espectro vagando entre la eternidad y el vacío, pero me gusta cuidarla, aunque sea desde ese lado, el que nadie entiende, en el que ella sabe que estoy, aunque no me vea, me siente a través de los elementos y yo la siento a ella.
Me gustaría poder transmitirle mis palabras, pero esas se quedan huecas en la frontera de los vivos y los muertos.
Contigo estoy
aunque sea en la distancia
ficticia ella, pues estoy a tu vera
para abrazarte en las noches de luna llena
también en las de tormenta
apartando los rayos de tu vera
calentándote con mi aliento
en las noches de invierno
o soplándote como si una brisa fuera
en las calurosas noches del verano
aunque no me veas.
La vi
La vi. Al abrir la puerta de mi casa, con el despiste de tener la de mi corazón abierta, en mi corazón te instalaste como ocupa permanente. No sólo te veo, sino que siento como respirar en cada momento, hasta tus pensamientos palpitan al ritmo de este corazón que te deseaba, el muy cabrón, sin consultarme, te absorbió ahí adentro. Pero no le critico, el sabe muy bien que ahí yo te quería, te quería muy cerca y se las inventó para meterte es ese lugar tan reservado, el corazón. Cuando respiras, es como una caricia, un masaje cardíaco, reviviendo mi sentir por ti, ese que tan fuerte tengo y que muy pocas veces te cuento. Seguro que desde ese lugar, por mi tan preciado, sientes hasta lo que pienso, aunque desde mis labios no se escuche, pero tiene que vibrar muy fuerte ahí adentro.
Apareciste ante mi
un alma en pena
llenando de alegría y amor
a ese loco anciano
aunque me sienta vivo
nada me quita los años que arrastro.
Con una sonrisa los llevo
desde que apareciste
hasta a mi rostro le ha vuelto el brillo
brillo que tiempo ha estaba perdido
olvidado en el tiempo.
Hasta los versos
salen con el tiento
que les proporciona el amor
ese ingrediente extraño
desconocido por mi por muchos años.
El día que cruzaste esa puerta
apareció como un huracán
me absorbió en su espiral vertiginosa
lanzándome al vacío
un mundo sin control, desconocido.
Podría ser una aventura
del mañana nada sabemos
pero sí se cierto
que tardarás en salir de ese rincón
mi corazón te necesita, y mucho.
Sí, necesito esa niña loca
esa que enloquece mis pensamientos
también es verdad que me llevas al agotamiento
pero con una gran sonrisa de felicidad da lado a lado
al verte de nuevo los ojos...
Brillantes, me siento recuperado
para volver al ataque de los besos
de las caricias, arrumacos
como ese gato se se acurruca en mi regazo
al que acaricio de corazón.
Es igual si algún arañazo
en la piel se queda pegado
sale desde adentro
de la acumulación de pasión
saliendo de su prisión.
Esos ojos, esas miradas
Esos ojos, esa mirada
Aparecen ante uno unos ojos que se quedan fijos ante los tuyos, esas miradas penetrantes que te desvisten el cuerpo y el alma. Hasta ese punto que te sientes indefenso.
No sabes como reaccionar, pero te quedas tan impresionado que si te dicen como es quien te mira no sabes que responder, has quedado absorto por esos ojos, esa mirada. No entiendes que te está pasando. Por un lado quieres huir, por otro no quieres salir de es ese momento, extasiado por las circunstancias imprevistas que se convierten en algo tan agradable que te entra hasta miedo, en contradicción a no querer alejarte. Sabes que un momento u otro se acabará y que enfrente de ti te mira, una de dos, o desaparece o se empieza una bonita historia, permanente o no es lo de menos, lo importante es vivir ese momento, dure lo que dure.
Esos ojos, esa mirada
ojos oscuros, grutas
donde empieza el gran viaja
bajo esa mirada penetrante
sólo filtrada por las pestañas.
Buscas los labios
no te atreves a cambiar la mirada
sigues absorto en esa caverna
misteriosa, como la oscuridad que asoma
los labios todavía en calma.
Intentas entrar por esas pupilas
chocando los labios, cual diablo
se quedan pegados, los ojos cerrados
juguetones, besando despacio
hasta que la calma pasa al espacio.
Espacio inexistente
entre ellos y la pasión
cuyos brazos abrazan
como el colibrí
entre el néctar como menú.
Néctar con sabor indescriptible
el que sella pactos de amor irrealizados
que abre la puerta de los infiernos
llamados cielos autorizados
en el limbo del cerebro enamorado.
Dos pares de ojos enfrentados, esa guerra de miradas que hablan más que mil diccionarios con sus enciclopedias avanzadas. Imposible resumir en palabras lo que pasa en estos momentos tan intensos, parecidos a los sueños, esos que te graban por dentro despertándote, recodando gran parte de lo soñado, una vez despierto parece que ha sido toda una vida, cuando han sido unos simples segundos. En las miradas no quieres que se acaben, sobretodo si es de esa persona que te gusta.
Dos pares de ojos enfrentados
los de el y ella mirando
miradas fijas
sin palabras de la boca salidas
solo ojos contra ojos
ojos de enamorado
palabras falta no hacen
en esa mirada todo vale
un libro escrito sin letras
solo la pasión en ellos grabada
Ojos contra ojos
mirada penetrante
perforando el cuerpo
hasta al alma llegar.
Alma que ya tiembla
alma que se derrite
alma que se funde
Ojos contra ojos
ojos enamorados
ojos fijamente mirando
ojos apasionados.
Que importa el cuerpo
que importan las palabras
que importa la belleza
la que desde afuera se ve.
Ojos contra ojos
ojos que en el interior miran
ojos que todo tu te ven
ojos al que el físico desaparece.
Esos ojos enamorados
esos ojos enfrentados
esos ojos apasionados
nuestros ojos fusionados.
Los ojos hablan, siempre dicen que son los labios, pero lo que dicen los ojos tienen difícil traducción, silentes, casi sin parpadeo, poco a poco vas profundizando en ese ser que te está mirando, es como si te adentraras en sus profundidades, si se presta, dejándote la entrada a su yo interior, sus virtudes, defectos, esas zonas oscuras que a nadie cuenta, con la contrapartida que tus ojos también son explorados por quien te mira.
Los ojos hablan cuando las palabras callan
cuando el dolor los labios acallan
y fuerzas en el cuerpo no hallan.
Los ojos hablan
cuando el silencio gana
para que no se interpreten mal las palabras.
Los ojos hablan
cuando un te quiero se queda encerrado
en la más atroz de las mazmorras por el miedo.
Los ojos hablan ante una mirada
muda y atónita
una amalgama de sentimientos.
Los ojos hablan
el dolor cuentan
también la felicidad.
Los ojos hablan
ante el barullo del incierto
en silencio en medio del mundanal ruido.
Los ojos hablan
ante cualquier mirada
sabiendo la verdad, aunque mientan las palabras.
Los ojos hablan
detectores de mentiras
lectores de verdades.
Los ojos no engañan
esto lo hacen las palabras
con sus engaños y mentiras.
Ojos frente a ojos, la desnudez del alma, sientes como si te cayera toda esa coraza que día a día nos vamos fabricando, con cada desengaño, traición o simplemente por nuestro cerebro que nos fabrica pensamientos fuera de lugar y muchas veces sin fundamento, basados en mentiras de cine o mentiras en los medios de comunicación, siendo la realidad muy deferente.
Ojos frente a ojos
escudriñando esa mirada
penetrando suavemente
en la intimidad de nuestro ser.
Acelerándose los corazones
dos pares de ojos frente a frente
sin palabras, sólo con esa mirada
acercándose esos labios sin pausa.
Manos contra manos
cediendo poco a poco
en la espalda acabando
fundidas en un fuerte abrazo.
Dos cuerpos pegados
sin perder esa mirada
mas no miran ya a los ojos
sino el alma.
Se pierde el universo
empezando otro nuevo
desaparecen las defensas
dos corazones abiertos
al cielo y al infierno.
Camino al infinito
más allá de cada paso
un mundo incierto,
poco importa, es cierto.
Esos ojos, seguimos con el hipnotismo, cuando ves a una mirada, una persona que te atrae sin saber porqué, sientes como te van taladrando, rompiendo las fronteras que uno se va poniendo para no dejar pasar a nadie, pero que te impiden que salga todo lo bueno y lo malo de tu interior, todo eso que tienes en esa cárcel construida en la que tu mismo te has encerrado, donde a veces no te ves con fuerzas de romper el propio hacer de los barrotes que tu mismo has construido, pero esas miradas te funden el acero como la mantequilla, mientras tu ardes con todo el fuego que tienen esos ojos...
Me hipnotizan esos ojos
tu mirada, tu rostro
mis ojos ante los tuyos se clavan
paralizados ante esa mirada.
Ni parpadear puedo
cuando en tus ojos pongo mi mirada
me cautivan como en un embrujo
en un bosque de hadas.
Que tienen esos ojos
que dejar de mirar no puedo
ni mis párpados parpadean
en mi rostro nada que se mueva.
Ni su color identificar puedo
los míos secos y sin parpadeo
hipnotizado ahí me encuentro
que dejar esos ojos no quiero.
Te miro a los ojos y veo, veo tantas cosas que ya son indescriptibles, te das cuenta de que te vas enamorando locamente, todavía no sabes el porqué, pero en el amor no hay razones de valgan, mejor dicho, en el enamoramiento, el amor es otra cosa que puede venir o no después.
Te miro a los ojos y veo
un inmenso jardín de flores
coloridas, bellas, únicas
hasta la hermosura de tu alma
que brilla sobre todas las flores
como diamantes tras la lluvia.
Y tú al verme
mirándote obnubilado
me preguntas que miro
a lo cual te respondo
la belleza más inmensa
en ese jardín imaginario.
Sí, en que en tus ojos nace
en cada parpadeo
tanto el tuyo como el mío
si bien yo ya tengo los ojos secos
porque parpadear no quiero.
Quiero perderme
entre rosales y brezos
mil arbustos, mil pensamientos
de mil colores diversos
sentir ese perfume en mi cuerpo.
Sentir ese aliento
que al soplar el viento
me va embriagando
con la magia del sonido
al vibrar tu cuerpo.
Mira como se mueven las amapolas
frágiles, tiernas, con su rojo intenso
esas gotas al alba de rocío
el sol dibujado ahí dentro
con sus brillos y destellos.
Todavía me preguntas
porqué a los ojos te miro
si cuando lo hago ni parpadeo
me tiembla hasta el cuerpo
y las mariposas con sus revoloteos.
Cuando te das cuenta, ya no sólo ves jardines, rosas, y mil cosas maravillosas, acabas diciendo...
Esos ojos que me miran
Esos ojos que me dicen te amo
Esos ojos que me dicen te quiero
Esos ojos los que yo deseo
Esos ojos los que amo
esos ojos los que quiero
son los ojos de mi amor
el amor al que yo quiero.
Hay momentos en que consigues desconectar de esa mirada y te quedas filosofando con los tipos de ojos, lo que te dicen, lo que te inspiran y mil cosas más.
Ojos
Ojos verdes, marrones
grises, negros, azules
todo un misterio tras los colores
un mundo incierto de sentires.
Ojos como portada
como faro que iluminan
que enamoran con la mirada
hipnotizan a quien se los cruza.
Detrás de cada par
grandes historias
quizás nada conocidas
un mundo incierto que ni te imaginas.
Ojos que hablan sin lengua
sin labios que mientan
verdades sin apariencia
entender esas mirada es ciencia.
Ojos tristes, alegres
brillantes, amantes
arrogantes, impacientes
sin palabras, grandes confidentes.
Después, al volver a conectar con la mirada, cada vez tan diferente, aunque los ojos sean los mismos, sacas la vena poética, si bien quisieras contárselo a quien te mira, es más para recordar eso que tanto te gusta, tanto admiras, que hace que tu cuerpo vibre con esa simple mirada, cada vez, siempre silente, diciendo más cosas.
Te miro a los ojos
Te miro a los ojos
hipnotizado me quedo por tu embrujo
que me lleva más allá
de lo que pueda alcanzar en este mundo.
Las mariposas revuelan por mi estómago
toda mi piel en un tono erizado
mis pensamientos secuestrados
hasta las manos me están temblando.
Te miro a los ojos
y del resto del universo desaparezco
sólo ante ti mirando me quedo
sin saber lo que hago ni si te merezco.
Sólo sé que esa mirada me deja embobado
inútil, paralizado, incapaz de dar un sólo paso
hasta el parpadear de mis ojos has paralizado
¿Quién era yo? Que importa, te estoy mirando.
Llega un momento en que decides meditar, quizás influenciado por las técnicas ancestrales asiáticas que en los últimos años están calando tanto en la sociedad actual... Te quedas meditando...
Meditando
mirando al cielo
por la luna observado
la cabeza vacía por un momento.
A mi cabeza le pregunto.
¿Dónde está mi cerebro?
Me dice, abre las manos
en ellas me puso los ojos.
Medio asustado
de frente me miro
en mu cabeza un gran hueco
sólo un gran vacío.
Sigo en mi posición de loto
la luna sonriendo
en mis manos todavía los ojos
dando vueltas a mi cuerpo el cerebro.
De ideas vacío
pero, estaba ardiendo
seguía girando a mi alrededor
los ojos le siguieron.
Como si las estrellas estuvieran cayendo
iban llenando mi cerebro
había un gran silencio
mi cerebro, los ojos en su sitio, brillando.
Ya vacías mis manos
la cabeza estoy tocando
enterita, sin pelo
ahora las ideas van fluyendo.
La luna sigue sonriendo
ahora la sonrisa de lado alado
los ojos me está guiñando
yo, ante ella embobado.
Al despertar de la meditación, entras en la realidad existente, miras al frente, nada, a los lados, nada, atrás, nada, sólo queda mirar arriba, tampoco, por si acaso, pero sólo está el suelo...
Esos ojos no veo
Esos ojos no veo
ocultos bajo tu largo pelo
mas en tu figura encuentro
todo un monumento.
Lindas curvas por doquier
estética refinada
si a tus adentros
por tus ojos no puedo llegar
me quedo observando tu cuerpo
hasta que a tus ojos me dejes mirar
hurgando en tus adentros
para poder encontrar
la persona que deseo hallar.
Después de hallarte con el vacío, dubitativo entre si salir a la calle o seguir pensando y mil cosas más que ni cuento, te acercas a la ventana y... Cierras los ojos
Cierras los ojos
tras el cristal de la ventana
se filtran los rayos de sol
por cortinas decoradas.
Sobre tu piel el calor de los rayos
mientras con los ojos cerrados
vuelas a sitios insospechados
el calorcito te deja dormitando.
Viajas hacia tu lejano amado
con tus brazos quieres rodearlo
con fuerza abrazarlo
con toda la pasión de los labios besarlo.
En tus brazos lo tienes
los besos cada vez más apasionados
sigues con los ojos cerrados
lo sientes a tu lado.
Se acelera el corazón
el suyo vas escuchando
en tu piel su aliento
sus labios la tuya besando.
En todo el cuerpo un cosquilleo
toda la piel erizada
afloran todos los sentimientos
arde la pasión desesperada.
De súbito los chillidos
labios besando como candela
uñas en la carne clavadas
no importa si la sangre se derrama.
Nada duele
sólo se disfruta y se siente
la pasión de los infiernos
en los cielos desenfrenada.
Curiosamente las cristales de la ventana tienen sus misterios, a veces hasta sirven de espejo, que mundo más raro y mágico, te evades de la realidad y te encuentras a ti mismo sin saber que eres tú.
La miraba
La miraba mientras hablaba
su voz melódica, su mirada
anclados se quedaron mis ojos
en el azul de los suyos
en un momento, cuatro ojos
clavados unos en los otros
queriendo abrir la puerta
de esos ignotos mundos
adentrarse en las oscuras profundidades
tras esas pantallas
pupilas enamorantes
cielos con sus estrellas
puertas de firmamentos infinitos
donde el explorador nato
siente esa ilusión, esa pasión
de abrirlas hacia lo desconocido.
Ojos contra ojos
sin parpadeo nos miramos
cuando me doy cuenta
cuan parecidos a los míos
pareciendo calcados cual espejo
mientras no coincide el parpadeo
lo que me despierta de mi sueño
no, no es el espejo, es esa conexión
que no se explica con las palabras
sino con los sentimientos
ese latir del corazón
que aún latiendo parecido
algo va diciendo
que suena con otro ritmo.
¿Qué tendrán esos ojos
tan parecidos a los míos
que sin ser reflejados
son fiel reflejo
de los enormes misterios
que tras ellos están escondidos?
Sigues absorto ante esa mirada, sin saber que es la propia, tu mente te auto engaña, los pensamientos dan vueltas, mil vueltas como los molinos de viento, esos gigantes, de nuestro querido Hidalgo Don Quijote.
Que tendré en mis ojos...
Que tendré en mis ojos
que con sólo verte me enamoro
que tendrá tu belleza
te veo, mi alma se despierta
salta al vacío sin miedo
sin importar nada en ese mundo entero
sólo tu, que es lo que veo.
Ante mis ojos tu mirada
perforando la mía llegando al alma
desnudando mi mente entera
mis pensamientos, mi vida
mi cuerpo entero desespera.
Vencido, derrotado
al tiempo vencedor, liberado.
Con tu mirada me has hipnotizado
con tu persistencia me has conquistado.
Tus labios, tu sonrisa
en mi vida ligera brisa
como tormenta de la vida
abriendo las puertas,
sentires y aventuras
lágrimas y dulzura.
Que tendrán esos ojos...
sin palabras me he quedado
mudo, hipnotizado
¡Enamorado!.
Entre misterio y misterio, incrédulo que es uno, insiste ante el espejo con sus fantasías ignotas, aunque empieza a dudar de si es la realidad, fantasía o un cuento de su cerebro...
Mírame a los ojos,
que hablen nuestras miradas,
palabras falta no hacen,
nuestros ojos perdidos
los unos dentro de los del otro
buscando en los recónditos,
lugares de nuestro más adentro.
Reconociendo nuestro ser
por el tacto de nuestra piel
unida a nuestros dedos
que poro a poro recorren
cosquilleo incesante
piel de gallina
pelos enervantes.
Interno terremoto
todo el ser tiembla
esos dedos que la piel acarician
grandes temblores recorren
desde fuera hacia adentro.
Tiernos escalofríos
frenesí descontrolado
cuerpos fundidos
mundos encontrados.
Mírame a los ojos,
que hablen nuestras miradas,
palabras falta no hacen,
nuestros ojos perdidos
los unos dentro de los del otro
buscando en los recónditos
esos lugares de nuestro más adentro.
Entre fantasía y fantasía, ese mundo que tanto encanta a uno cuando la realidad no concuerda con mis expectativas, buscando otra realidad existente, aunque sea sólo en el pensamiento o ante este raro espejo, que no sé si amarlo o odiarlo...
Unos ojos marrones
Unos ojos marrones me encontré
en mi viaje a ninguna parte
me miraban, penetrantes
con los míos los cruzaste.
Se quedaron mirando
al infinito de tus pupilas
reflejaban mis labios, mi sonrisa
mi yo embobado.
Pasaban los minutos
yo paralizado
perdido en lo más hondo
mucho más allá de esos ojos.
Empecé mi viaje
desconociendo el rumbo
sólo me importaba el camino
no se podía perder ni un minuto.
Sentía esa mirada en mi alma
en mi corazón clavada
no como una espina
sino como vacuna de mi vida pasada.
Fijos, profundos
sin parpadeo
brillo hipnótico
esos ojos quiero...
Entre los titubeos, el hipnotismo de las miradas, ese estado perplejo del quiero y no puedo, o si puedo, pero dudando me quedo...
No puedo seguir tu mirada
No puedo seguir tu mirada
intento entrar dentro de esos ojos
me quedo ciego
apartar la cabeza debo
no puedo escudriñar más adentro.
¿Que tendrán tus ojos
que mirarlos no puedo
mas cuando siempre llego
todo lo hondo que deseo?
Se me seca la vista
se bajan los párpados...
¿Que tendrán esos ojos
si nada más mirarlos los cierro?
¿Que le pasa a mi corazón
tan deprisa palpitando
yendo a todo trapo...?
Nada entiendo.
Mirarte con todo el alma deseo
mas no puedo
no obedece mi mirada
por esos ojos dominada...
¿Qué tendrán esos ojos
que me agachan la mirada?
De pronto cierras los ojos de nuevo lanzándote al vacío, ese precipicio hacia lo desconocido, sin fondo, sin nada que aparentemente te de una idea de lo que puede haber más allá de esa oscuridad que ves...
Cierra los ojos
Cierra los ojos
mira al cielo
siente como caen las gotas
esas minúsculas, sobre tu rostro.
Siente como te acarician
minúsculos dedos
hasta introducirse en los poros
sintiendo minúsculos besos.
Respira hondo
huele ese petricor
llena esos pulmones
que no quede ni un rincón.
Cuando anheles mis besos
cerrarás los ojos
apareceré como Aladino
sin lámpara, claro.
Me fundiré en la lluvia
para que los besos aterricen en tus labios
acariciando todo el cuerpo
sentirás como aprietan mis brazos.
Si un días de mi te hartas
respira hondo de nuevo
abre los ojos despacio
me recordarás como un sueño.
Como cuando sale el sol
al igual que el agua
en la nada me habré evaporado
sólo en ti quedaré si tu lo vas deseando.
Que decir que cuando el agotamiento te va venciendo y se te van cerrando los ojos esperando ese descanso merecido, y si no es merecido a nadie le importa, el cuerpo lo demanda, lo necesita para poder levantarte al alba con más fuerzas, renovado como nuevo...
Cuando los ojos se me cierran
después del agotador día
mejor un buen descanso
y mañana un excelente día.
Abiertos los ojos al alba
con paso firme a por el día
que nada entorpezca
ese vivir cada día.
Segundo a segundo
sintiendo ese vivir
para que no se pierda
en el recuerdo
ni en el porvenir.
Se alían esos ojos
con las sábanas que los tapan
con el sueño que los atrapan
junto son otros sueños
que por la noche andan.
La oscuridad aparece
más no la del alma
sólo la luz se apaga
para que descanse el alma.
Con más fuerza amanece
la luz con más fuerza brilla
nuestro camino ilumina
vamos avanzando en el día.
No puedo negar que me gustan los ojos, las miradas, sus expresiones, pero tengo un color de ojos, que quizás sea por la resonancia con los míos, los azules, tienen ese algo especial, muy especial, hipnotizan, incluso a los míos que son del mismo color, aunque las tonalidades vayan cambiando a lo largo del día según el estado de ánimo, cansancio, etc.
Miré tus ojos azules
sin parpadear me quedé atrapado
en un mar envuelto en la gran tormenta
navegando con mi velero
tu pupila, azul sol
entre la gran marejada
tus parpadeos, noche y día
mis velas empujando mi barca
a un destino incierto
de pasiones desenfrenadas
vivencias frenéticas
sin tiempo para pensar en un mañana
y mucho menos en un pasado
escondido en las oscuras cuevas
de los olvidados pensamientos.
Seguía guiado por el azul de tus ojos
como la estrella polar
en la oscuridad de la noche
entre las olas de mar salada
esa sal que se queda pegada
por todo el cuerpo con la brisa
el oleaje que salpica
mientras se busca la calma
recuperando fuerza
de las pasiones tormentosas
volviendo a ellas
para que ardan las entrañas.
Sí, estas que arden con la simple mirada
revolucionando todo el cuerpo
hasta las partes olvidadas.
Y tus ojos delante
en doquier va la mirada
el corazón no quiere retirada
sólo pasión, de día o con la noche estrellada
bajo la tormenta o la calma
en las nubes, en la tierra o el mar
ese azul... ¿Cómo olvidar?
Si se pega como las lapas...
Vas por la calle, caminando cabizbajo, dándole vueltas a tus pensamientos, hasta que por un momento decides darte un respiro, levantas la cabeza, miras a tu alrededor, y justo delante tus narices, te encuentras a una rubia de ojos azules, que si no fuera porque había parado para ver como estaba la cosa fuera de mi hubiéramos chocado, choque de trenes o... Vete a saber, lo dejo a la imaginación...
Rubia albina de ojos azules
Que el mar miras
ese mar que te atrae tanto
ese por el que suspiras.
Mar que con su luz ya te hipnotiza
esas olas que vienen y van
esa mojada arena
que tus pies ansían pisar.
Al agua tus pies moja
esas olas que vienen y van
esa sensación de que con ellas te vas
solo en la orilla lo notarás.
Tus ojos en el mar absortos
mirada al azul infinito
ese sol que tu piel quema
ese calor que por el cuerpo entra.
Esa paz y tranquilidad
que tu cuerpo relaja
a otros mundos te transporta
a donde ya no importa.
Rubia albina de ojos azules
Que el mar miras
ese mar que te atrae tanto
ese por el que suspiras.
Llegas ante un escaparate, ves tu cara en el cristal del escaparate pensando en tus cosas, hasta que decides hacer una pequeña introspección hacia tus adentros.
Abre los ojos
piérdete en la caverna de tus adentros
explora este mundo inmenso
tan tuyo, tan disperso
ahí te hallas, no quieres verlo.
Explora todos los recovecos
encontrarás rincones ignotos
apartados del mundo perverso
esos que al abrir los ojos
los vas descubriendo.
Adéntrate en la selva
donde tienes esa alma perdida
no temas al saltar de rama en rama
o sobre las hojas caídas.
Abre los ojos
mira bien tus recuerdos
las cimas que has conquistado
también las cavernas que has encontrado.
Ahora ciérralos por un momento
elige un árbol, apóyate en su tronco
siente como las hojas van cayendo
convirtiéndose en un todo.
Juegos de la mente
Esos sueños raros que a veces nos suceden, a veces son agradables sueños, otros pesadillas en las que cuando te levantas lo haces excitado, sudoroso, muchas veces preguntándote que significado tiene eso, que mensaje es el que me tiene que dar, siempre preguntas sin respuesta.
Tormenta en el desierto
Caminando por el seco y ardiente desierto, rumbo a ninguna parte y a todos lados al tiempo. Ojos llenos de arena transportada por el fuerte viento, cuerpo sudoroso, mugrientas y a apestosas vestimentas, tiempo ha que el agua no habían visto, mas la costumbre de olerlas ya había vacunado el sentido del olfato, ya nada olía del propio cuerpo.
Una gran negra nube a lo lejos, acercándose a gran velocidad, tapando el ardiente sol, en poco rato sobre nuestras cabezas, a muy pocos metros, estalla el luminoso y ardiente relámpago, quemando parte de nuestras ropas, al tiempo que el estruendo del trueno casi sordos nos deja. Todo tan junto que imposible separar el trueno del relámpago.
Paralizados y con el corazón acelerado y descompasado, a borde del infarto, rompe el cielo en tormenta de piedras de hielo, como puños saltando por los suelos, sin sitio alguno donde resguardarnos, de cuclillas y salvando la cabeza de la gran granizada que estaba cayendo, convirtiendo el desierto en una extensa masa de piedras congeladas, blancas con el techo negro de las nubes que las descargaban.
Del calor ardiente de la arena, pasando al frío intenso de las heladas piedras traídas por la tormenta.
Por un momento, un enorme silencio, nada se oía, nada se notaba, no estaban mis compañeros, los que conmigo por el camino andaban.
Sólo en medio de la nada, frío, calor, todo mojado y temblando. Nada entendía, la tormenta se había disipado, el desierto desaparecido. Momentos de calor, otros tiritando, hasta con los dientes rechinando.
El suelo era como una especie de algodón que se hundía hasta las rodillas, mirando hacia arriba, no había cielo, nada había, ni techo, nada de nada. Un vacío inmenso.
A poco de entrar en pánico, sin saber donde estaba, empapada toda la ropa sin atreverme a quitármela.
Cierro los ojos, intentando no ver lo que ahí estaba, los abro de nuevo...
Estoy en un bote, sin remos, sin velas, sin motor. Me asomo por la borda, debajo no hay agua, estoy en el aire en medio de un vacío indeterminable. Luz tenue por doquier. Ni sol, ni luna, ni estrellas, ni horizonte definido. Solo en un bote, sin nombre...
Vuelvo a cerrar los ojos... Noto como un vacío en el estómago, como si estuviera cayendo, los abro con recelo, no hay bote, estoy cayendo a ninguna parte, no veo el suelo, pero sigo descendiendo vertiginosamente y acelerándose la caída...
Mi mente no se atreve a pensar, toda mi vida pasa en unos instantes, de recuerdo en recuerdo en recuerdo, hasta algunos que ni sabía que ahí estaban.
Todo está oscuro. No, es que tengo los ojos cerrados. De pronto algo me sacude. Abro los ojos, seguía en el desierto... Todo mojado, sangre en las manos, en la cara... Las piedras de granizo me habían alcanzado...
A veces, sueñas con un personaje que inventa tu propia mente, te sientes el protagonista, esta vez me sentía siendo el El inspector Loveo Nimelocreo
Son las tres de la madrugada en una oscura noche tormentosa sonde los truenos parecen romper los cristales cada vez que relampaguéa.
Casi imposible conciliar el sueño, todo tiembla en cada momento, mientras que la lluvia no para de golpear en las ventanas y el granizo que cae con la lluvia simula un bombardeo hacia los cristales interminable...
Suena el teléfono, intenta cogerlo pero las sábanas en que está envuelto por las vueltas que ha estado dando no le dejan las manos libres, empieza a dar vueltas para intentar desenredarse hasta que en la última se da contra el suelo golpeándose la cabeza contra la mesilla de noche al tiempo que el vaso de agua y la dentadura le caen encima de la cara golpeando el vaso contra su chata nariz al tiempo que suelta toda clase de improperios para los espectadores no habientes.
Al final consigue agarrar el teléfono...
-¿Diga?
-¿Es el inspector Loveo?
-Sí, soy yo.
-Soy Agapito Fernández y le llamo por un asesinato que ha tenido lugar en una casa en el bosque, una patrulla ha llegado al lugar y no ha sido capaz de explicar lo que ha encontrado.
Le paso la posición del lugar para que vaya para allá, es su caso.
-Ok, voy para allá.
El inspector Loveo sale a la calle para coger su coche que tiene aparcado a tres manzanas de su casa... (bueno, lo de casa es un decir, una habitación en una pequeña pensión escondida en la parte más cochambrosa de la ciudad y un aseo para los tres pisos de la pensión).
Tras un rato caminando llega a su coche, un dos caballos de los primeros que salieron que nadie se explica como todavía es capaz de andar varios metros sin desmontarse en pedazos, intenta ponerlo en marcha, pero con la lluvia parece que le ha entrado humedad en alguna parte del destartalado vehículo.
Al cabo de un buen rato, casi agotando la batería consigue ponerse en marcha y se dirige a la casa del bosque intentando poner el GPS a ver si consigue encontrarla.
Después de casi una hora de carretera toma la salida hacia la derecha y entra en un camino lleno de baches, en cada uno parece que se va a quedar el dos caballos, pero milagrosamente consigue seguir adelante.
Al caer en uno de estos baches, simultáneamente un relámpago incide justo delante del coche con el consiguiente estruendo, también simultáneo, del trueno que le acompañaba. El coche quedo parado en el acto dando el inspector Loveo contra el cristal del dos caballos quedando medio inconsciente por un corto espacio de tiempo...
Abrió los ojos, muy despacio fue levantando la cabeza mirando el camino que tenía delante que las luces estaban iluminando...
Parpadeó varias veces, no podía creer lo que estaba viendo, varios perros estaban arrastrando unas tripas atravesando el camino adentrándose en el bosque.
Intentó ponerse en pie para seguir a los perros, le dolía todo, al tiempo que notaba que algo le corría por el rostro hacia abajo, era algo húmedo, pero no sabía lo que era.
Intentó agarrar la linterna que normalmente tenía en la guantera, la luz interior del coche hacía ya años que no funcionaba, pero no fue capaz de encontrarla. Salió del coche, como pudo, pues todavía estaba algo atontado por el golpe, y se dirigió hacia los faros para ver si era sangre lo que tenía por la cara, cosa que comprobó afirmativamente, ya que la mano conque se había restregado el rostro estaba todo rojo.
Quería seguir a los perros con las tripas en la boca, pero al no tener la linterna a mano consideró que era demasiado peligroso y decidió seguir por el camino hacia la casa con el coche.
Arrancó de nuevo, le costó un poco, pero lo consiguió de nuevo.
Poco a poco y bastante despacio, no estaba para correr demasiado, fue por el camino hacia la casa, cuando en mitad del camino vio una par de cosas que brillaban y iban saltando por en medio de los baches y bajo la lluvia, eran una especie de bolas blancas con unas esferas en su interior negras... No, ¡increible, no puede ser cierto! Eran unos ojos que saltaban en medio del camino, saltaban alegremente sin importarle que el coche se acercara a ellos.
El inspector Loveo no podía creer lo que estaba viendo, no paraba de decir que era imposible, pero lo estaba viendo. Pensó, este golpe me está afectando, pero decidió parar y intentar coger a esos ojos, pero al bajar del coche desaparecieron, como los perros, hacia dentro del bosque.
Se sentó un rato en el coche para recapacitar sin llegar a ninguna conclusión, salvo que el golpe le había afectado...
Continuó el camino hacia la casa, casa a la que nunca se llegaba, cuando encontró una especie de lago que cruzaba el camino, era un charco muy grande, no se veía el final del mismo, las luces lo iluminaban, pero había algo raro,una especie de peces saltando por encima de la superficie, no podía distinguir lo que era, pero algunos al reflejo de la luz eran muy brillantes, otros fluorescentes, mientras una especie de dragón, sólo se notaba la sombra, iba cazando a los peces, hasta que se acercó al coche, miró al inspector, parecía sonreírle, se levanto sobre su cola, como hacen los delfines, y se sumergió de nuevo, desapareciendo dentro del lago.
El inspector Loveo volvió a sentarse dentro del coche no podía creer nada de lo que veía, cerró por un momento los ojos, los volvió a abrirlos, pero ahí su sorpresa, no había charco, el camino seguía y la lluvia también, continuó con su dos caballos el viaje intentando sortear los baches cuando de nuevo otro relámpago volvió a caer justo delante del coche con el subsiguiente trueno ensordecedor...
Abrió los ojos, estaba tumbado en el suelo de su habitación enredado con las sábanas, la dentadura por los suelos, la cara ensangrentada...
Todo fue una pesadilla, encendió la luz.... Al lado de la puerta había unos ojos en el suelo y unas tripas ensangrentadas...
Quien no ha soñado perdiéndose en una noche de niebla, en un mar, montañas, etc. Pesadillas que pueden ser angustiosas, algunas hasta agradables, todo depende de cada uno.
La niebla
La campana del barco va sonando con ligeras pausas, el barco va avanzando muy lentamente, la tripulación no se distingue, la espesa niebla impide cualquier visibilidad tanto a bordo como al exterior.
Un silencio atroz, sólo roto por el ruido de los motores trabajando a muy bajo ritmo, pues avanzar con seguridad es casi imposible.
Pequeñas sombras parecen verse por la borda saltando, sin poder distinguir de que se trata, pueden ser delfines y otra cosa, pero la verdad es que nada es visible con con claridad.
Tras un buen rato cortando la niebla con un cuchillo para poder atravesarla una sirena de barco, o eso parece ser va sonando a pitidos largos, más imposible adivinar ni tan siquiera la dirección de donde proceden, pues parece como si vinieran de todas las direcciones ala vez, la realidad es que la procedencia es totalmente indefinida.
Toda la tripulación está son todo el vello de punta, pues saben que cualquier error puede ser fatal y antes de aparecer la niebla pequeños carámbanos de hielo iban flotando por entre las casi congeladas aguas marinas, la supervivencia sería casi nula.
De repente y sin más justo delante de la proa aparece una gran sombra, algo oscuro de entre la niebla ha aparecido, pero, por lo poco que se ve, más parece un barco abandonado, con los mástiles destrozados, las velas cortadas a jirones y sin nadie que se pudiera distinguir a bordo de él.
Toda la tripulación en guardia, la niebla impedía cualquier visibilidad lo suficientemente clara como para abordarlo para explorar la embarcación, también, a pesar de la baja velocidad nos daba tiempo para poder maniobrar lo suficiente como para esquivar esa mole, justo a nuestra proa, la colisión era inminente pues la masa del barco era mucha i la inercia imparable aún dando marcha atrás, cosa que se hizo para minimizar el impacto.
Noté una mano que me sujetaba por el cinto y me subía a bordo de un pequeño bote, la visibilidad era completamente nula, era de noche, pero deducí que era un bote por lo que se movía al subirme a bordo.
No tenía ni idea de donde estaba, sólo mi mente estaba despierta, todo el resto de mi cuerpo estaba prácticamente paralizado, ni tan siquiera palabra alguna podía articular.
Tenía muchas ganas de preguntar quienes eran, pero ni mis labios ni articulación alguna me respondía. A bordo no se oían voces, pero alguien tenía que haber, por lo menos la persona que a bordo me subió.
Desperté, el sol calentaba tibiamente la manta que me cubría, más abrir los ojos noté que estaba completamente solo, que en el pequeño bote no había nadie, ni tan siquiera unos remos, sólo la manta, una calabaza con tapón que al comprobar su contenido era agua y yo.
Todo eran preguntas sin respuesta, quien me subió a bordo, quien me tapó con la manta, quien me puso el agua, de donde salió el bote, no era del barco en el que iba embarcado, no tenía nombre ni señal alguna que lo identificara, donde estaba, no había hielo en el mar, cosa que antes de que la niebla nos dejara sin visión había, como me iba a alimentar mientras, etc. Una batería de preguntas que sólo eran superadas por otra más grande e importante, como salir de esta situación, en medio de un mar desconocido, con varios litros de agua y una manta.
Todo preguntas sin respuesta, además, el pequeño bote no llevaba ni tan siquiera elemento alguno para pescar, pescar con la mando en alta mar es casi imposible.
El aire era fresco, pero el sol era bastante fuerte por lo que decidí taparme con la manta hasta la cabeza, pero con intervalos para poder otear el horizonte y comprobar si algún barco aparecía por la zona, pero era agotador, sin comida y racionando el agua, no sabía cuanto tiempo iba a estar ahí dentro....
El frío se hacía sentir hasta tal punto que me desperté, estaba oscuro, me había dormido de agotamiento, pues no recordaba nada más que el mirar de vez en cuando al horizonte.
Un ligero olor a pescado fresco se notaba, no veía nada, pero tentando con la mano por todo el bote, pues en el mar el olor no se nota, encontré un pescado de un palmo más o menos, ya muerto pero de carne prieta, no sabía como cocinarlo, pero a ciegas y sin herramienta alguna, con las manos, intenté quitarle la piel para comer algo, en este caso comida fresca que junto con el condimento del hambre, estuvo delicioso, si bien al principio algunas arcadas si me dio, lo reconozco.
Ahora tenía otra pregunta a todas las anteriores, el pescado no era un pez volador, pues al quitarle la piel note unas pequeñas aletas y no unas grandes como las que tienen los peces voladores, entonces.... ¿Cómo apareció ese pescado dentro del bote? Tome la calabaza para beber la poca agua que me quedaba,pero ¡sorpresa! Pesaba bastante, como si estuviera llena... Le quité el tapón y bebí, despacito, catando lo que dentro había, era agua potable y la calabaza estaba llena. Otro misterio que resolver, ya no entendía nada, lo del pescado casi lo podía entender, podría haber saltado y quedarse dentro del bote, pero... Eso del agua, la calabaza llena otra vez, ¿quién la llenó?...
El bote empezó a moverse con ganas, cada vez más fuerte, la tormenta iba cargada de agua y un fuerte viendo que me llevaba a la deriva con rumbo hacia ninguna parte, la tormenta iba acompañada de muchísimos relámpagos con sus estridentes truenos que casi sordo me dejaban.
Con la manta tenía que ir achicando el agua que en el bote se iba acumulando para que no se hundiera el bote por exceso de peso, pero esa manta cada vez pesaba más para estrujarla fuera del bote y así vaciar el agua del interior, con la que estaba cayendo era casi imposible el poder achicar la suficiente.
Así todo el día y parte de la noche donde ya notaba un fuerte agotamiento, si bien al amainar un poco el temporal quedé tan rendido que volví a visitar a Morfeo hasta que el calor del sol empezaba a calentar mi demacrado y desnudo cuerpo.
Abrí los ojos como pude, el sol era demasiado fuerte para mis claros ojos y, ¡Sorpresa de nuevo! Otro pescado a bordo y la calabaza del agua otra vez llena, seguía siendo de agua dulce.
Poco a poco estaba notando que mis facultades mentales no debían ser muy normales, era imposible que alguien , me pusiera pescado fresco y agua a bordo, no había nadie ni ningún navío en todo el horizonte, salía de toda lógica lo que estaba pasando, un pescado puede aparecer en un pequeño bote, pero no acompañado de agua dulce en una calabaza una y otra vez, estaba teniendo alucinaciones, no entendía nada, si bien me podía pellizcar, que lo hice, para ver si sentía algo y seguía vivo, y sí, sentía los pellizcos como siempre, podía ser que fuera el sol, el hambre o la sed, pero más o menos algo comía y el agua, si bien racionada, no faltaba.
Volvían las preguntas a mi cerebro, donde estaba, que hacía ahí dentro, como llegaba el pescado, el agua y además sin enterarme de nada, siempre cuando estaba dormido. Preguntas que seguían sin respuesta por muchas vueltas que le diese, y eso que tiempo tenía de sobra para ello.
Me picaban los ojos de fuerte sol y el salitre que llevaba en ellos, me los restregaba con el brazo para ver si podía ver más claro, pero los intentos eran vanos, seguía con la irritación, tampoco quería gastar el agua dulce para lavarlos, cosa que tuve que hacer, pues ya no aguantaba ese escozor en los ojos.
Después de pasarlos por agua dulce, los cerré, pues pensé que era lo mejor para que no se irritaran tanto, estando con ellos cerrados un buen rato.
Mientras, mis divagaciones sobre mi futuro y sobre todo sobre mi presente y el como salir de esta situación me tenían entretenido. Cuando decidí que ya tenía bastante de tener los ojos cerrados los abrí para así otear el horizonte en busca de posibles soluciones, pero no, sólo se veía una cosa y no en el horizonte precisamente, sino justo donde estaba, en el bote y por todo el resto. Un espesa niebla, tanto o más espesa que la que hizo zozobrar el barco otra vez.
No tenía ni idea de cuando había entrado o sido absorbido en el banco de niebla, sólo sabía que nada se veía. Nada de nada....
¡Hola! Escuche con una voz y timbre femenino, pero seguía sin ver nada, pero el corazón se me había acelerado a todo lo que era capaz de bombear. Tímidamente respondí, 'hola! Me costó mucho decirlo, lo reconozco, los labios no se abrían ni articulaban, pero conseguí decirlo, o eso pensaba, pues la voz femenina seguía son contestar.
Dada la poca visibilidad y lo pequeño que era el bote decidí ir tanteando el bote y cual fue mi sorpresa, estaba tocando una cola de pescado, decidí seguir palpando hacia arriba siguiendo el curso de las escamas y pensando en el festín que me iba a dar con toda la carne que tendría.
De pronto se acaban las escamas y aparece en mi tacto una suave piel, tibia, no entendía nada, de las escamas y sin separación ninguna había pasado de unas grandes escamas a una suave y cálida piel, me detuve unos momentos antes de seguir y retrocedí un poco para comprobar que era cierto, escamas y piel estaban unidas, era todo uno....
Con toda esa intriga tenía que seguir, no podía parar, seguí palpando en medio de la niebla y dentro del bote, unos pequeños promontorios de piel aparecieron, cálidos y semiduros....
Unas ligeras cosquillas noté en la paste superior de mis manos, como si unos cabellos las estuvieran rozando, unos fuertes escalofríos me fueron recorriendo por todo mi cuerpo, tan fuertes fueron que me impulsé hacia atrás cayendo de espalda y temblando, no se si de miedo, pánico o frío o de todo a la vez. El corazón parecía que ya se había pasado los límites de lo imposible bombeando sangre a todo mi cuerpo, pues lo escuchaba como si fuera un motor.
Mientras intentaba relajarme un poco, pues estaban siendo demasiadas experiencias seguidas en tan poco espacio de tiempo, la voz femenina me dice ¡Hasta aquí hemos llegado, ahora es hora de que te vayas con los tuyos!
Un ruido de un pip, pip, pip, pip, acompasado me despertó, abrí los ojos, estaba en una habitación, como si fuera de un hospital, pero parecía un barco, si movía como si fuera tal. UN señor con una bata blanca me dice ¡Ya era hora, estábamos preocupados, lleva dos días en coma!....
Ya un poco más recuperado y con un plato de lentejas para comer, aparece un Sr. que me dice que es el capitán del buque hospital y que no sabe como he sobrevivido, el barco en que zozobré hacía cinco meses que se había hundido y toda la tripulación fallecida o desaparecida, que era el primero que se encontraba con vida, no se explicaba como había podido sobrevivir en las aguas frías donde el barco se hundió.....
No supe que responder, no me atrevía, era un cuento de hadas, somo contarle todo lo...
Hablando de pesadillas, mundos raros donde uno nada espera, más bien lo que busca es dormir tranquilo, pero algo rompe ese sueño reparador que tanto a uno le hace falta.
La cima de la colina
Estaba la noche oscura, la luna brillaba por su ausencia, el silencio roto por el maullido de los gatos encelo, dando la impresión de que un ejército de niños estaban llorando.
Escondido tras lo viejos muros de un antiguo monasterio, sin tejado, acurrucado en una esquina para aprovechar la defensa de los dos muros que la formaban, tanto para defenderme del frío nocturno, como de alimañas, tapado con unas viejas tablas, que seguro pertenecieron a alguna puerta por el tiempo, sus inclemencias y, porque no decirlo, del salvajismo humano que destruye todo por allá donde pasa, la noche, era fría, helada, estaba conteniendo el tembleque del cuerpo y el de los dientes que tenían la intención de armar un concierto de percusión entre ellos, calentándome las manos con el aliento y colocarlas de nuevo en los bolsillos para mantener un poco el calor.
Arriba, cada vez que miraba, al no poder cerrar los ojos y relajarlos, se veía un bonito espectáculo de estrellas, las galaxias, todo el firmamento, como pocas veces había visto. En las ciudades esas cosas apenas se ven, algunas estrellas y poco más.
Ante mi, unos ojos muy juntos, seguramente de alguna rata se se pasea por entre las ruinas buscando algo que levarse al estómago, le acompañaban otros pares, cogí una de las tablas y la lancé hacia ellos, desaparecieron, por lo menos por un rato.
Se escucharon ruidos de caballerizas, el golpear de las ruedas metálicas sobre las piedras del camino, los cascos de los caballos herrados, algunas voces a lo lejos. Se iban acercando poco a poco, minúsculas lámparas se acercaban, si bien más parecían luciérnagas en la distancia.
Se pararon los ruidos de las llantas y de los cascos, unos fuertes golpes en la puerta, una voz de hombre gritando ¡Abran en nombre del Conde!
Desde dentro del monasterio, un fraile, apresurado hacia la puerta, mira por la mirilla, abre. Lo apartan a un lado, entrando los soldados con un joven medio desnudo, las manos atadas a la espalda, de un tirón le arrancan los pocos harapos, se ven las marcas por todo el cuerpo, golpes, moratones, otras largas y finas, como de un látigo o alguna vara, abiertas las heridas, banquete de las moscas.
Piden que se de comida a los soldados y a los caballos, llevándolos a los establos. También que se llame al fraile herrero para que haga un colar de hierro, unas esposas y una tobilleras con cadenas para el preso.
Se le ocurrió pedir un poco de agua, llevándose una patada en la boca, ésta quedó sangrando. El que comandaba los soldados, tenía ganas de divertirse, lo mandó atar, arrodillado, los brazos bien atados a las columnas.
Lo mira con desprecio y burla, le escupe en toda la cara, acto seguido, una buena patada en la entre pierna.
Manda sacar agua del pozo, bebe del cubo y la que sobra se la va tirando poco a poco encima de la cabeza, al intentar beber de lo que le echaba, con la mano le tapa la nariz y la boca, intentando retorcerse para liberarse de esa mano y poder respirar un poco, al ver como se retorcía, se divirtió un poco más sin dejarlo respirar, si bien le dejaba tomar alguna minúscula bocanada.
Ahí lo dejaron toda la noche, mientras la escarcha se iba colocando sobre las plantas y la piel del joven, desde lejos se le escuchaba el tiritar del los dientes, sus lloros, todo para divertimento de los que le vigilaban.
Al amanecer, el herrero ya tenía hecho el collar, las esposas y las tobilleras, en las primeras luces, se las fue colocando, remachando bien los cierres, en ellos había colocado una cadena gruesa, la del cuello sujetaba las manos por la espalda, la de los pies tenía una separación de unos 50 cm para que pudiera andar, pero le ataba también con otra cadena a las manos. Así cuando con las manos tiraba hacia abajo, el collar le hacía levantar la cabeza, y si lo hacía hacia arriba, tiraba de los tobillos.
Después de darle unos buenos tirones en todas las cadenas, llagando los tobillos, el cuello y las muñecas, ni se molestaron en vestirlo, lo llevaron hasta la carreta, lo tiraron como un saco de patatas, Mientras, dos soldados le vigilaban, de paso, también se divertían torturándolo y humillándolo.
Seguía escuchando el maullido de los gatos en celo, abrí los ojos, con las primeras luces volví a ver las ruinas que había dejado al acurrucarme en el rincón, respiré tranquilo, pero me quedó la duda sobre lo que vi, era tan real que no parecía un sueño.
Me levanté, al intentar agarrarme a una de las tablas para levantarme, me di cuenta de que no estaban donde las había dejado, ni tan siquiera la que había lanzado a los ratones, o lo que fuesen que me miraban anoche.
Me acerqué al portal, bueno, lo que quedaba, ahí estaban las tablas, todas. Salí fuera, las piedras estaban marcadas por las llantas de las ruedas de las carretas y por los cascos de los caballos, curiosamente, no recuerdo que al haber subido a ese convento haber visto marca alguna.
Volví hacia a dentro del convento, en el suelo, unas telas, como de saco, de esas ásperas, rotas, llenas de sangre, parecía las que llevaba el joven cuando entró y estaban justo ahí donde se las arrancaron.
En el patio, curiosamente, no las había visto antes, dos cuerdas que seguían atadas a dos columnas.
Busqué por donde pensaba que podían estar los establos, entre los escombros vi los pesebres, miré dentro, había paja fresca y algún resto de grano, imposible que un caballo pudiese comer entre tantos escombros, se rompería las patas antes de llegar a los pesebres.
Al lado vi una fragua, delante de ella un yunque, sin polvo alguno, como si lo hubiesen recién usado, aparté un poco del carbón de la fragua, debajo estaba todavía caliente.
Mi cuerpo estaba peleando entre salir corriendo de ahí dentro, tenía toda la piel erizada y el frío de la escarcha todavía no desaparecía con el tímido sol que intentaba abrirse camino hacia el día, me tenía temblando.
Necesitaba un buen café y desayunar algo, bajar al pueblo e intentar asimilar lo pasado esta noche.
Había subido la noche anterior, necesitaba encontrarme solo, conmigo mismo, mis pensamientos, olvidar esos momentos de mierda que a veces se instalan en nuestras cabezas. A veces, la soledad y las estrellas ayudan a reflexionar, la intención era estar un rato ahí arriba, en el monte, que encima tiene los restos de ese convento. Como a todos los niños, aunque ya tan niño no era, me encantaba perderme entre las ruinas, siempre había algo nuevo que descubrir. Otras veces había subido de noche, pero era en verano y se estaba mejor fuera de las ruinas, la vista de las estrellas es preciosa, ahí no llega la contaminación lumínica, es todo un regalo para los sentidos, sobre todo los días claros, sin luna, los días de luna llena también tienen su encanto, es más brillante, más guapa que vista desde la cuidad.
Mientras bajaba por el camino, seguían las marcas sobre las piedras, las ramas de las orillas rotas, pisoteadas, cuando subí no estaban así, las ramas invadían casi todo el camino, tenías que sortearlas para que no se engancharan con la ropa o te arañaren la piel. Todo me parecía cada vez más extraño.
Ya se vislumbraba el pueblo, mi estómago rugía, mi nariz quería a oler a café, pero todavía no alcanzaba a percibirlo.
La gente corriendo de un lado hacia otro, a veces parecía que no tenían ni idea hacia adonde iban, todos con cara de dormidos, cabreados, ni tan siquiera una minúscula sonrisa se vislumbraba ni por error. Ahora ya no eran mis demonios los que me asaltaban, sino los males de una sociedad que sólo anhela dinero para ser feliz, pierde su salud para conseguirlo, lo que le queda se lo gasta en médicos, al final, toda una vida luchando, sin disfrutar de la vida, intentando acumular un dinero, cayendo en la trampa mortal que la misma sociedad te monta y te hace creer que cuanto más tengas más feliz serás, hace que te endeudes al punto en que si vivieras siete veces no llegarías a pagar lo que te estás gastando. Basta ver ese espectáculo matutino, todo el mundo cabizbajo hacia sus trabajos, con prisas para no llegar a ninguna parte, las calles atascadas, cuando no es por un accidente, es por obras, o sino por otro motivo sin clasificar.
Trabajas deprisa, corriendo, luego te regañan porque algo has hecho mal, pero te siguen achuchando para que sigas corriendo, un sin sentido, lo que cobras no te basta ni para pagar el alquiler, lo de comer... Mejor en eso no pensamos, ya no alcanza.
La televisión te inculca que tienes que comprar y comprar, no importa si te hace falta, la imposición dice que “sí te hace falta para ser feliz”, y tú, te miras al espejo y te asemejas a un hámster en la rueda dando vueltas y vueltas sin ir a ningún lado, con la diferencia, el hámster tiene la comida asegurada, tú tienes que trabajar como un condenado para su comida y para la tuya. Y para hacerlo más real, que lo es, te venden que tienes que estar en forma, tienes que ir al gimnasio, entras y sí te ves como esa rata, si bien no dando vueltas, en una cinta que si da vueltas donde tu caminas y caminas sin llegar a ninguna parte, y, por si fuera poco, luego toca bicicleta estática donde haces kilómetros y más kilómetros para, tampoco, llegar a ninguna parte. Curiosamente, esos michelines cada vez se parecen a el muñequito que llevaban de mascota sobre las cabinas de los camiones haciendo publicidad de la marca de neumáticos.
Por fin se divisa una cafetería donde desayunar un buen café y algo sólido que lo acompañe.
Pido un café con leche, unas tostadas con tomate, el periódico, tengo que mirar la sección de empleo para ver si hay algún anuncio que me resulte interesante. Paso las hojas, sólo peleas entre políticos, si fueran cuerpo a cuerpo estaríamos como en el Coliseo Romana, viendo a los gladiadores como se descuartizaban sobre la arena, ahora se descuartizan verbalmente, no por su trabajo político, que también, sino intentando humillar al contrincante, mucha verborrea, sin clase alguna y contradiciéndose día a día, todo para conservar su sillón y si se puede arrebatarlo al otro, pero sin aportar nada interesante ni nuevo. Unos que quieren mantener los estatus de los explotadores, el capital de las grandes empresas, los bancos sin dejar que se cambie el estatus de los esclavos, perdón, debería decir trabajadores. No pueden soportar que alguien pueda tener un empleo digno y que le basta para llegar al final de más con una vida, digamos, digna, aunque no tenga grandes lujos. Los otros, otra gran mayoría, lo mismo que los anteriores, pero con la diferencia de que si quieren el sillón tienen que hacer un poco de caso a los que dicen que hay que mejorar la vida a los trabajadores y a las pequeñas y medianas empresas, por lo menos hacen un poco de paripé, meneando la perdiz para dejarlo todo casi igual.
Luego las páginas de deportes montando el circo diario para evitar que la gente piense en lo importante y en la realidad que se está viviendo.
En las páginas de empleo, prácticamente nada de nada, quieren un especialista en todo pagándote una miseria y unas condiciones de trabajo cada día peores. En lugar de avanzar, retrocedemos a la Edad Media, por lo menos.
Ya, con más fuerzas, un poco más despierto, tras el café y las tostadas, en vista que no hay nada mucho mejor que hacer, salvo gastar y gastar dinero, he decidido, ir a descansar un poco y repetir la noche en el monasterio, esta vez algo más preparado, más ropa de abrigo, incluso algo para comer y beber durante la noche. Según la previsión del tiempo, va a estar despejado, por lo menos un buen espectáculo de estrellas está asegurado. Lo demás, ni quiero pensarlo, sólo de eso ya se me eriza a piel, pero hay que vencer el miedo, si ha sido sólo un sueño que ha dejado pruebas misteriosas o alguna visión fuera de lo normal de algún suceso anterior, vete a saber de que año.
Hay un poco más de media hora andando hasta la cima, así que un poco antes del atardecer emprenderé otra vez el ascenso. Mientras voy buscando algo de ropa de abrigo, una linterna y algo para poder comer y beber.
Ya más descansado, va siendo hora de que vuelva a subir al monasterio, a ver como se presenta la noche, en la calle sigue la gente con sus idas y venidas, sus prisas para no ir a ninguna parte, hasta que por fin salgo de la ciudad, tomando el camino que sube a las ruinas, tal como voy avanzando se ven todavía los restos de la maleza destrozada, las rozaduras frescas sobre las piedras, tal como lo había dejado por la mañana.
La tarde estaba serena, el sol intentando encontrar el camino para su puesta, detrás de las montañas, un atardecer precioso, con todos esos colores anaranjados y sus extrañas formas al mezclarse y teñir las pocas nubes de ese naranja especial, tirando a rojo, paré un momento, los atardeceres siempre son un gran espectáculo, una mezcla entre la nostalgia de perder el día y la incertidumbre que nos da la oscuridad, miedos inculcados desde pequeños, el hombre del saco, gente violenta, asaltantes, en cada sitio su monstruo preferido, para infundir ese miedo irracional, quizás deberíamos pensar en como invertir eso y en lugar de inculcarnos el miedo nos tendrían que inculcar el saber enfrentar las dificultades en esa oscuridad.
En fin, son sólo pensamientos y se quedan ahí, luego luego poco hago para hacerlo realidad, además, todo el universo se pone en contra de que cambies las costumbres ancestrales, aunque sea para mejor o probar algo nuevo.
Luego nos quejamos de como los elementos de poder nos mantienen en el miedo, así, sometidos, sumisos y creyéndonos todas sus mentiras y patrañas y al que se rebele la vida se le amarga hasta que desaparece o abandona esas ideas “raras”.
Llego a las ruinas, todo sigue como lo había dejado, adecué un poco el mismo rincón, esta vez ya con más abrigo para afrontar la noche, volver a disfrutar del espectáculo de las estrellas, prometía ser bueno también, como tantas otras noches.
Me senté en el suelo, mejor dicho, sobre la esterilla que había traído, saqué algo de la mochila para comer, unas galletas, algo de fiambre y la botella de agua que casi siempre llevo cuando salgo de casa.
Mientras estaba cenando, un frío intenso, húmedo, se calaba en los huesos, de repente, salida de la nada una espesa niebla, en pocos segundos ya no se distinguían ni los muros, ni tan siquiera los restos del techo que había por los suelos, no era momento para volver, podría ser peligroso y perderme dentro del bosque, mejor esperar a que se vaya.
Me abrigué bien, disponiéndome a pasar la noche en ese rincón, olvidé las estrellas, no se veía nada de nada, seguramente me dormí pronto, sólo recuerdo que me acurruqué y tapé lo más posible, la humedad hace que el frío sea mucho más intenso...
Una potente luz me está cegando, viene de arriba, el ruido parecía de un helicóptero, unas personas uniformadas, con linternas y pistolas, una voz que me ordena levantarme, no les veo las caras, sólo sombras detrás de las linternas.
Intento levantarme, sin darme ni cuenta, me agarran de cada brazo y me levantan en volandas, me esposan las manos a la espalda, me llevan a un claro que hay cerca de las murallas, veo descender el helicóptero, me meten dentro sin miramientos, me dejan en el suelo tirado sobre el frío metal.
Noto como nos vamos elevando, nadie da explicaciones, como mucho con las botas comprueban cada dos por tres que siga ahí tirado. Nadie habla, ni tan siquiera entre ellos. Llevamos ya bastante tiempo volando, para mi una eternidad, mil pensamientos, todo incierto.
Aterrizamos, dónde, ni idea, seguía la espesa niebla, una voz ¡Abajo! Y un tirón fuerte, agarrado por los dos brazos, los pies casi arrastrando, no me daba tiempo a seguir sus pasos, una puerta metálica, un portazo, un pasillo oscuro, tenues luces que intentan iluminarlo, lo justo par ano tropezar con los obstáculos.
Una sala, también en penumbra, una mesa, dos sillas, me sientan en una de ellas, sigo con las manos esposadas a la espalda.
Me dejan solo, un silencio atroz, sólo escucho mi respirar, los latidos de mi corazón, cada vez latiendo más fuerte, una vocecita en la cabeza diciéndome, tranquilo, calma, pero mi mente ni puñetero caso le hacía, de cada momento más ideas y pensamientos extraños, vueltas y vueltas para intentar adivinar lo que estaba pasando, cuanto más tiempo pasaba, más desesperado.
No entendía nada, no había hecho nada, sólo había subido a ver las estrellas, que con la niebla, ni eso llegue a ver.
Desesperado, salió de mi boca un grito ¡Qué coños pasa, no entiendo nada! Retumbó en las paredes, como el eco retumbaba en mi cabeza, era como una pelota de esas que tanto botan al lanzarlas, daba en la pared, volvía a la cabeza y así repetidamente, no paraba. Mientras, en la sala, después de mi grito, silencio, nada de nada, sólo el pasar de un tiempo eterno, nadie entraba, nadie decía nada.
A mi desesperación, las ganas de orinar que me estaban entrando, no había baño, sólo podía hacerlo ahí dentro, quería aguantar, estaba temblando, quizás de frío, de miedo, todo junto... Acabé orinándome encima, seguía con las manos en la espalda esposadas, es como si quisieran aumentar mi humillación viendo como lo hacía...
Tras una eternidad, se abre la puerta metálica, entre alguien uniformado, cara tapada con un pasa montañas, todo de negro, lo poco que se vislumbraba.
Se sentó en la otra silla, encendió la lámpara enfocándola a mi cara, sólo veía la luz, nada más, estaba prácticamente cegado.
Él, seguía en silencio, intimidatorio, como haciendo que me desesperare, lo hacía, le estaba saliendo bien.
¿Porqué lo has hecho? Me pregunta, en todo suave. Se vuelve a quedar en silencio.
Ahora me cabeza dándole vueltas, a que se refiere, que quiere que le responda...
¿Qué he hecho el qué? Yo no he hecho nada, que yo sepa.
No hay respuesta, sigue en silencio, minutos interminables esperando una respuesta que no llega.
Se levanta, despacio, sin prisa, empieza a dar vueltas por toda la habitación rodeándome una y otra vez. Es como si quisiera ponerme todavía más nervioso, y le funciona, no voy a negarlo.
Sigue dando vueltas, sin acercarse, he perdido la noción del tiempo, ya no sé si es de día, de noche, ni que hora es, simplemente ya no existe eso que llamamos tiempo, lo que hay es el miedo que ya llevo en el cuerpo, sus pasos retumban en mi cerebro.
Se sienta de nuevo, como antes, callado, ni una palabra, no le veo la cara, pero siento que me mira, observa el más mínimo movimiento de mi cuerpo, mi rostro, mi respiración.
Se levanta, se acerca, me agarra del pecho, me levanta de la silla, me chilla preguntándome otra vez ¿Porqué lo has hecho?
Pregunto de nuevo, desesperado, ¿ El qué?
Me suelta otra vez sobre la silla, ve el charco que había dejado, se le nota una sonrisa de oreja a oreja. Sigue en silencio. Empieza a dar vueltas lentamente por la habitación, vuelven a retumbar sus pasos en mi cerebro.
Se acerca a la puerta, abre, cierra sin dar portazo, se va.
Otra vez ahí solo, esperando el no sé qué.
Toda espera desespera, yo cada vez más desesperado y cada vez entendiendo menos todo lo que estaba pasando. Mi mente dándole vueltas a la pregunta, ¿Porqué lo has hecho? Sigue dando saltos ¿El qué?, una y otra vez. Es como si quisieran volverme loco, ya poco les falta. Y aunque una vocecita me dice, ¡Aguanta!, mi cabeza está a punto de estallar, lo peor, sin saber el porqué.
Los brazos y las manos, doloridas por el tiempo que llevo esposado con ellas a la espalda, poco a poco más insensibles a las órdenes de mi cerebro, los rugidos de mi estómago como los de una manada de ñus hambrienta en plena sabana, mi garganta reseca, al pasar la saliva por ella más se parece a una piel de lija que araña todo lo que se le acerca.
Al cabo de un buen rato, se abre la puerta de nuevo, ponen dos platos de plástico sobre la mesa, uno con algo espeso, no identificado y otro que parecía agua, no me dio tiempo a verlo, volvió a salir y se apagaron todas las luces.
Me levanté de la silla, buscando con la nariz los platos, sobretodo el del agua, mi garganta me lo pedía a gritos, no me veía, pero parecía un perro bebiendo, absorbiendo el agua que ahí había. Ya un poco más tranquilo, busqué el plato de la comida, estaba fría, era un puré insípido, imposible distinguir de que estaba hecho, también, como un perro, con el hocico metido dentro la comida, por llamarle algo.
Ahora, con la cara llena de comida, relamiéndome los labios y todo lo que alcanzaba la lengua, más bien poco, para ser más exactos.
Al rato, no sé que habría en la comida o el agua, me encontré agotado, sin fuerzas, buscaba la silla con una de las piernas, no la encontraba, me apoyaba en la mesa con el pecho, no encontraba más apoyo, hasta que caí al suelo...
No sé el tiempo que pasó, sigo sin saber si es de día, de noche, ni la hora, sigue todo oscuro, pero noto las manos delante, sin bien seguían las esposas puestas, busqué la mesa o la silla para apoyarme, ahora ya tenía las manos, si bien limitadas, pero ya era algo de apoyo, encontré la pata de la mesa me agarro a ella para poder levantarme. Tanteando, busco la silla para sentarme, por lo menos que no se note tanto la humedad del suelo, creo que caí en mi propio orín, por lo menos a ello apestaba. Busqué sobre la mesa tanteando con las dos manos, no encontré nada, ni la lámpara, ni los platos.
Vuelta a empezar, la espera, de nuevo, se hacía interminable, silencio, oscuridad, la cabeza peleando entre el no pensar en nada y el pensar en todo, lo pasado, el posible futuro o desenlace, un sin fin de cosas que mejor se mantuvieran en silencio y quietecitas. Pero nada, seguían mis quimeras revolviendo todo, sobre todo, ¿Qué quieren de mi? ¿Que es lo que dicen que he hecho? ¿Porqué yo? ¿Porqué tanta espera? Etc.
Se enciende la lucecita, se abra la puerta, entra otra vez ese hombre, sigo sin verle la cara, todo de negro, como siempre, ha traído su silla, que no estaba, se sienta, coloca la lámpara, la enchufa con calma, no la había visto al entrar, la enciende y la enfoca otra vez a mi cara, cegándome de nuevo.
Empieza: Esta vez ya con el tono más alto. ¿Porqué lo hiciste, porqué lo mataste?
Pero si yo no hice nada, no se de que me habla, ahora me pregunta porqué lo maté. ¿A quién, cuándo, dónde? No entiendo nada de nada.
Se toma su calma en contestar, otra vez silencio, espera. Al cabo de un interminable rato se levanta, empieza a dar vueltas por la estancia, al rededor de la mesa, por detrás mía, quedándose a veces parado justo detrás, sólo escuchaba su respirar pausado, seguía dando vueltas.
Yo ya ni le seguía con la mirada, esperaba que pasara por delante la mesa para verlo, la desesperación me superaba, el miedo hasta me paralizaba, hasta el punto en que tiras la toalla, consigues pensar lo menos posible, aunque sin perder la guardia por lo que pudiera pasar. Ahora me cerebro simplemente estaba en estado de alarma, pero apenas pensaba. La impotencia hacía que esperara, sin más, pocas alternativas me quedaban.
Al cabo de un rato, por fin, empezó a hablar algo, empezó diciendo: Lo pateaste por todo el cuerpo, le pusiste un collar de hierro, tobilleras y muñequeras de hierro, todo unido con cadenas, completamente desnudo, lo encontramos asfixiado justo detrás de las ruinas, las huellas encontradas son las de tus deportivas y en el hierro sólo estaban las tuyas y las suyas.
Aquí me reventó la mente, ¿Cómo podía yo haber hecho esto, se estaba acurrucado en un rincón y muerto de miedo, además, pensaba haberlo soñado? De todo lo demás que cuenta, sigo sin entender nada, yo no he estrangulado a nadie, simplemente pasé la noche ahí.
Tal como lo pensaba, se lo contaba. Otra vez se quedó en silencio. Se levanta dándole una patada a la silla, lanzándola al otro lado de la habitación, se acerca a mí, me agarra del cuello, me levanta, me lleva a la pared elevándome hasta que no tocaba el suelo, casi no podía respirar.
Me dice, cada vez apretando un poco más el cuello, “era uno de los nuestro, lo mataste, que te hizo para llegar a este punto, él estaba bien formado, era fuerte, ágil, pero tú le segaste la vida”.
Ahora, con la respiración entrecortada, alcancé a decir, “te lo cuento, pero suelta mi cuello”.
Siguió apretándome contra la pared, esta vez bajándome un poco y aflojando para que pudiera respirar un poco, me lleva a la silla, deja que me siente. Intento recuperar un poco de aire, todavía me cuesta llenar los pulmones, sobre todo cuando al pasar por la garganta parece que me está quemando el aire que respiro.
Apagó la luz, salió de la habitación, al rato, esta vez poco, vino con un vaso de agua, me lo ofreció, ordenándome, con voz imperativa ¡Bebe!
Le conté todo el sueño, tal como yo lo recordaba, con pelos y señales, no sé si se lo creía o no, no articulaba palabra alguna, no gesticulaba, su cara, lo que se veía en la penumbra, tras su pasa montañas, es decir, sus ojos, ni parpadeaban, tras ese pasamontañas no se movía nada, ni un músculo se le notaba.
Cuando acabé, sin decirme nada de nada, salió de nuevo de la habitación, pocos minutos más tarde, apareció con otro vaso de agua, otra vez me ordenó ¡Bebe! No me lo pensé mucho, estaba seco después de contarlo todo lo que sabía.
Ahora empezaba a notar como me invadía todo el cansancio, los ojos se estaban volviendo pesados, se cerraban los párpados, noté como la silla desaparecía de debajo mis nalgas, ya no me ofrecían apoyo alguno...
Me despertó un sonido metálico,algo había caído cerca de mí, estaba oscuro, no veía lo que era. El sonido lejano, como de un helicóptero que se aleja, se escuchaba en el aire. Miré al cielo, se veía el firmamento, precioso, como cada vez que ahí subía.
Noté que estaba sentado sobre algo húmedo, tanteé con las manos los que era, curiosamente, me dolían las muñecas, pero ya no llevaba las esposas, ahí volvió a darme un vuelco mi cabeza, mi mente, otra vez tampoco entendía nada, seguí palpando, los pantalones mojados, un charco debajo de ellos, palpo por los lado, encuentro la mochila, me acordé que llevaba una linterna dentro, la busqué, ahí estaba, la encendí, sorpresa para mí, seguía en las ruinas, en el mismo lugar, sin moverme, busque alrededor, recordaba el sonido metálico que me había despertado.
Se me volvió a erizar la piel, me invadió otra vez el miedo, me puse a temblar, no sé si de frío o por lo que acababa de ver. En el suelo, más o menos a medio metro de donde estaba, un collar de hierro, con un trozo de cadena, como el que vi que le pusieron al joven.
Quería cogerlo y verlo de cerca, tocarlo con las manos, pero algo me lo impedía, se me cayó la linterna al suelo, mis brazos, manos, piernas, no respondían, por mucho que mi cerebro les dijera, “agarra eso y míralo de cerca”.
Me despertó el sol en el rostro, si bien se agradecía el poco calor que desprendía después de la fría noche.
Miré al suelo, ahí seguía el collar de hierro, lo miré, me dije, ¡Déjalo!.
Recordé que me quedaba algo de las galletas y el fiambre en la mochila, y sí, estaba ahí, comí un poco mientras veía lo que quedaba del amanecer.
Seguí sin entender nada de todo lo pasado, fui a ver ese claro de al lado del monasterio a ver si podía aterrizar algún helicóptero. Salí de las ruinas, muchas pisadas de botas militares, decidí seguir las huellas, me llevaron a un claro, ahí en el centro, se acababan las huellas, miré por los alrededores, no se veía nada más.
Pensé que podía haber sido una pesadilla, pero... ¿De dónde salió el collar, de dónde, de quienes todas esas pisadas, quienes eran, si es que eran...?
Preguntas y más preguntas, todas sin respuesta. Pensé si es que me estaba volviendo loco, algún tipo de locura que no conozco, alguna enfermedad de mi mente.
¿O era acaso alguno de esos sucesos paranormales que a veces uno lee o escucha hablar...?
Volví a las ruinas para recoger la mochila, ahí seguía ese collar, esa cadena enganchada, Otra vez la duda, lo dejo ahí o me lo llevo como recuerdo, estuve un rato, indeciso. Mi mente tampoco estaba para pensar mucho.
El sol empezaba a calentar, cosa que agradecía, pues, ya no sé si por lo pasado, el miedo, el frío o todo junto, estaba tiritando.
Empecé a agacharme, mi mente me decía, déjalo, no lo recojas, no lo toques, por otro lado otra vocecilla, agárralo, llévatelo, no lo dejes ahí, puede ser muy antiguo, lo puedes tener de recuerdo o venderlo, aunque sea por el peso, algo te van a dar...
Acabó en la mochila, decidí que era hora de bajar de ahí, tomar un descanso de las subidas a ese lugar, mi cabeza no estaba para tantas pesadillas, o lo que fuera, todo era demasiado extraño y mi mente no era capaz de asimilarlo.
Necesitaba moverme, aunque fuera para calentarme, el sol ya no me bastaba. En las piedras del camino, seguían las marcas de las ruedas metálicas, las ramas por los suelos, como la tarde anterior, se veía la ciudad ya más cerca. Era hora de llegar a casa.
Me adentré en las calles de la ciudad, seguía caminando deprisa, necesitaba llegar, preparar la cafetera, tomar un buen café y descansar, seguía agotado.
Tenía la sensación de que me estaban siguiendo.. Pensé, “qué absurdo” “quien me va a seguir y para qué”.
De vez en cuando miraba hacia atrás, no veía a a nadie, pero esa sensación no me la quitaba de encima. Cambiaba de calle, sin ver a nadie, me imaginaba algunas sombras, mi parte consciente me decía no hay nadie, son tonterías tuyas. Mi inconsciente, que sí que te siguen.
De pronto, me agarran de los brazos, me aprisionan contra la pared, me esposan las manos a la espalda, de dos patadas me abran las piernas.
Empiezan a registrarme, primero todo el cuerpo, luego la mochila.
Yo preguntándome.. ¿Qué buscan ahora? Lo anterior pensaba que era un sueño, una pesadilla, pero... Ahora estoy despierto, he bajado del convento... Quienes son esa gente, que sigue buscando en mi mochila.
La primera pregunta pronto tuvo respuesta: ¡Somos de la policía secreta! Me enseñaron una placa, ponía policía, de todo lo demás que ahí hubiera no me acuerdo de nada.
El compañero exclama ¡Ahí lo tenemos, lleva el collar!
Me quedé frío, otra vez el collar en escena, mientras mi cabeza intentaba descifrar algo, una sirena, luces azules destellantes, dos policías de uniforme bajan rápido, abren la puerta trasera del coche, me meten dentro, se cierra la puerta.
Entramos en un aparcamiento subterráneo, ya sin sirenas. Se para el coche, se abre la puerta, me sacan como pueden, me empujan contra el coche, me quitan las esposas de una mano, me sacan la mochila, me colocan de nuevo las esposas.
Abren una puerta metálica, se cierra con un portazo, pasillos interminables, ascensor, no sé si hacia arriba o abajo, se abren las puertas, más pasillos interminables.
Otra puerta metálica, la abren, me meten dentro, se cierra, todo oscuro, otra vez mi cabeza dando vuelta, preguntas sin respuesta...
En la vida todos pasamos por momentos raros en los que uno se da cuenta que se convierte un poco filósofo y que tiene que hacer y hace cambios en su vida, algunas de forma forzosa, otra, como te mande el devenir de la vida, te marca los pasos, muchas veces inimaginados, dando un rumbo casi mágico a tu caminar, en tu mente, otra forma de ver la vida.
Uno no es consciente de como superar las cosas hasta que a uno le pasan. Teorías hay muchas, nos olvidamos de que cada persona es un mundo diferente, elaborado por todos sus avatares del pasado, empezando desde antes de su nacimiento, en el vientre materno, donde desde ese rinconcito uno absorbe todo lo que oye y se siente desde afuera. Esos impulsos que marcan parte de tu inconsciente desde tan temprano, luego al nacer, a veces en un mundo de alegría por el hecho de haber nacido, otras, todo lo contrario, un bicho indeseado, que has llegado por “accidente”, luego la escuela, el ambiente que se mueve en ella, sumado al entorno familiar, al que le sigue la adolescencia, hasta que entra uno en la edad madura con todo un bagaje en el que apenas ha intervenido, simplemente has seguido los pasos que te han marcado, otras, sí has intervenido rebelándote, pasando a ser el malo, la oveja negra de la familia, pagando las consecuencias de sentirte sólo, desahuciado de los propios tuyos, en lugar de sentir que te apoyan sólo sientes que te pisan la cabeza para hundirte más y más. No entiendes como siendo hijo suyo te pueden hacer esto.
Empezaremos con “Pablito y el anciano”, una historia real o ficticia, todo según la imaginación del lector. Todos los lectores somos diferentes a lo que percibimos a un escrito.
Pablito y el anciano
Estaba triste Pablito, en esa cama de sábanas blancas, con el nombre del hospital escrito en letras azules. La ventana medio bajada para no dejar pasar demasiado los rayos de sol por si le molestaban. La televisión apagada, pues le molestaba el ruido que hacía.
Su mamá sentada al lado del a cama, en esa incómoda butaca. Recuerda como le gustaba saltar sobre ella una vez que vino a ver a la abuela, no era la misma habitación, pero la butaca parecía la misma. Al sentarse sobre ella se deslizaba hacia abajo hasta que casi se caía al suelo y volvía a subir. Muy incómoda para estar sentado, pero para saltar... Ummm. Soñaba poder volver a hacer esos saltos en vez de estar tumbado en esa cama llena de tubos por todos lados, casi sin poder moverse.
Miraba la cara de mamá, siempre triste, excepto cuando te miraba y te decía algo o le preguntaba, en esos momento intentaba poner una alegre sonrisa, cosa que no siempre conseguía.
El papá cuando venía también intentaba poner esa cara de alegría, pero se le notaban las ojeras, como a mamá, le costaba mucho sonreír, pero lo intentaba, procuraba que no notara su angustia.
Cada vez que Pablito le preguntaba a mamá o papá que le pasaba, no sabían que contestar, sólo le decía que estaba enfermo y que se curaría. “ Te curarás Pablito, te curarás”. Eran las palabras más recurrentes para no dar explicaciones, pero Pablito sabía que le mentían, que tenía algo muy malo, y difícil de curar. Él intentaba sonreír, también le costaba.
Cada vez que se levantaba notaba que las fuerzas le flaqueaban, que ya no podía saltar como antes, ni correr, pero él era un niño, necesitaba saltar y correr, jugar con los demás niños, desde que estaba en el hospital pocos habían ido a verlo y mucho menos a jugar con él, casi todos tenían caras tristes, como sus padres.
Faltaba esa alegría, esos chillidos de los demás niños mientras juegan, esos retos para ver quien llega primero en una carrera, quien salta más alto, quien lanza la pelota más lejos, etc. No estar tumbado en una cama, casi inerte, con los movimientos limitados, hasta para ir al baño necesitaba llevarse consigo todas esas botellas de líquidos a que le tenían atado.
Esa habitación parecía el cuarto de las penas, la alegría hacía tiempo había desaparecido, sólo algunos rayos asomaban de vez en cuando llevados por algún compañero de clase, de esos que siempre son rebeldes y no obedecen a la orden de ¡Calla! ¡Estáte quieto! Eran los únicos que le hacían reír un poco y devolvían la alegría, si bien duraba poco, sus padres no entendían nada y pronto se los llevaban, no sea cosa que me molesten. Echaba a faltar esos pocos compañeros de colegio y su rebeldía...
Se despertó Pablito, la habitación estaba semi oscura. Su mamá durmiendo en la incómoda butaca.
A su lado un anciano, barba gris, casi calvo, un rostro muy afable, una sonrisa encantadora. Le cogió de la mano mientras le iba diciendo que hablara flojito para no despertar a la mamá. Pablito le sonrió y le preguntó ¿Quién eres? Soy Miguel, llevo mucho tiempo en este hospital, cada vez que paso por aquí noto mucha tristeza, tú, tu papá, tu mamá, tus amigos, tus familiares, casi todos se ponen muy tristes cada vez que vienen y eso hace que tú estás más triste cada día, pero si tu quieres vamos a hacer que esto cambie. ¿Quieres que cambiemos esto? Dijo Miguel.
Sí, quiero cambiar esto, estoy cansado, todo el mundo está triste y cuando me hablan me mienten para que no me preocupe. ¿Qué puedo hacer yo? Contesta Pablito.
A partir de ahora, al principio te va a costar un poco, lo sé, pero el que les vas a dar ánimos vas a ser tú. Cuando te digan, mintiendo como dices, te vas a curar, tu diles que sí, que lo sabes, sonríe, cógele de la mano, apriétala fuerte, y recalca “me curaré, a partir de ahora cada día estaré mejor, lo sé, pero quiero que estéis alegres, no tristes, con vuestra tristeza es imposible que me cure, necesito alegría, veros vivos, no como difuntos esperando a que me muera, se que es duro eso, pero es lo que me transmitís”. Todo eso no se lo digas de golpe, díselo un día tras otros en pequeñas dosis. Poco a poco notarás que tanto tu como ellos estaréis mejor.
Por cierto, no les digas nada de mí, no me permitirían volver a verte y yo quiero venir todas las noches y ver como estás mejorando. Dijo Miguel.
Al día siguiente, al despertar Pablito, la mamá fue a sale el desayuno con su sonrisa forzada, Pablito le cogió de la mano, le puso la otra encima, miró a los ojos de la mamá y le fu diciendo poco a poco lo que le dijo Miguel. Las lágrimas corrían por las mejillas de mamá, no sabía que contestar, pero poco a poco entendió el mensaje y esa falsa sonrisa se convirtió en una verdadera sonrisa de alegría, esta vez se le veía alegre, cosa que hacía mucho tiempo que no se le notaba, apretó con fuerza las manos, las besó y con la mirada quedaba todo dicho, no hacían falta palabras.
Al poder volver a articular alguna palabra, Pablito le dijo a la mamá, díselo a todos, quiero alegría, no penas ni cara de funeral, yo me curaré, pero necesito esto de todos vosotros, quiero veros alegres, como antes, veros besar, como antes, quiero volver a veros con esa alegría con la que nos íbamos al campo, a la playa, hasta en casa, díselo a todos, por favor, mamá.
Día tras día volvió la alegría, cada día, Pablito, daba ánimos a todos los que iban a verle, nadie entendía ese cambio, las analíticas cada día mejoraban, los médicos no se explicaban esa mejoría.
Todas las noches Miguel aparecía al lado de la cama de Pablito, le cogía la mano, le sonreía, le acompañaba en sus desvelos, comentaban el gran cambio de sus padres y familiares y también que él se sentía mejor y otras muchas cosas intrascendentes, pero que mantenía el buen humor.
Estaba la sala de espera llena de gente, muchas puertas a lo largo de la sala, todas con un número.
La gente iba y venía, el murmullo no dejaba hablar en vos baja, cada vez era más alto. Gente con una pierna escayolada, otros con la cabeza, otros parecían normales, pero con cara de pena, acompañados de otros, que debían ser familiares, pero con la misma cara de pena. Entreoyendo conversaciones, parciales todas ellas, uno se va enterando de medias historias sin poder llegar a ninguna conclusión, unas tristes, otras no tanto, en algunas, hasta se escapa alguna carcajada, pero las mínimas...
De pronto sale el número pertinente en la pantalla, Nº 125A, puerta 18, se levantan los padres de Pablito en busca de la consulta, el médico con su bata blanca sentado en la mesa les ofrece las sillas para que se sienten. Les va contando los avances de Pablito, y les dice, “tengo una buena noticia, tenemos un donante de médula para el niño”. “Mañana por la mañana, si estáis conforme y firmáis el consentimiento, se hará la operación.”
Los padres firmaron el papel, después de leerlo, se abrazaron, algunas lágrimas se les iban cayendo por las mejillas, una vez algo más calmados, apenas alcanzaban a dar las gracias al médico, estaban deseosos para ir a contárselo a Pablito.
Fueron a verlo, cuando se lo iban a contar, Pablito les cogió de la mano y les dijo “Sé que me vais a decir, hay un donante de médula y mañana me van a operar, no me preguntéis como lo sé, pero lo sé, lo mismo que sé y sabía que me iba a curar, por eso os daba ánimos y os pedí que pusierais alegría en nuestra vida, era la única forma de poder curarme, pero con tanta cara de pena y tanta tristeza no podía hacerlo.
Gracias por creerme y hacerme caso.
Los padres no entendían gran cosa, pero se abrazaron todos juntos llorando de alegría. Sin palabras, que es como más se siente.
A la noche siguiente, Miguel, volvió a aparecer por la habitación, como todas las noches hacía, cogiendo la mano de Pablito muy fuerte.
Miró fíjamente a los ojos de Pablito diciéndole, “He venido todos los días para darte ánimos y para que los dieras a tu gente, mañana te implantarán células madre de algún donante, nunca sabrás quien es, pero siempre ha estado aquí contigo, mi misión ha terminado, pero a ti te queda todavía mucho tiempo de lucha, pero ahora sólo es recuperación, pero recuerda, nunca pierdas las esperanzas, por muy dura que sea la vida, a veces querrás abandonarla, pero no decaigas, si caes, levántate y anda, no esperes a que alguien te saque del agujero o te levante del suelo, hazlo tu mismo, pero tampoco rechaces una mano si se te ofrece y te hace falta.
Ahora es tiempo de irme, cuando te recuperes de la operación puedes contar lo nuestro, pero diles que cada noche soñabas conmigo y lo que hacíamos, nuestras charlas y noches en vela, pero recuerda, sólo una vez que te hayan operado. “
Se levantó Miguel al alba de la silla, Pablito miró, no había silla alguna, se había ido sin dejar rastro.
Vino la enfermera, lo pusieron en la camilla, camino al quirófano donde sería operado.
Poco a poco notaba como los ojos se le iban cerrando hasta que despertó en la habitación donde estaba.
Sus padres ahí le estaban esperando, esperando a que despertara. Una vez despierto les fue contando su historia con el anciano de barba gris y casi calvo, llamado Miguel, sus padres apenas le creían, pero se dieron cuenta de que su aparición coincidía con la mejora de Pablito, no le dieron más vueltas, se estaba curando, eso era lo que importaba.
Pablito poco a poco se fue curando y volvió a ser un niño normal, como los demás, corriendo, saltando, retando a juegos a los demás, siempre más alegres que los otros, ahora comprendía muy bien lo que era tener una enfermedad poco habitual, por lo que siempre procuraba animar a todos los niños cuando los veía algo enfermos, no importaba que enfermedad tuvieran o si era una simple gripe...
La vida hay que vivirla
La vida hay que vivirla, sólo nos pide eso “VIVE”, pero nos la complicamos por una razón u otra, también es verdad que nos la complican a veces, también la actitud nuestra ante esa gente o eventos hará que lo llevemos mejor o peor.
Al poner las cosas, los pensares, la forma de ver la vida, las reflexiones en verso, concluimos que el verso es vida y que la vida se puede vivir en verso.
La vida hay que vivirla en cada momento, pues si nos anclamos en el pasado y el futuro nos olvidamos de vivir el momento, ese presente que es único e irrepetible.
Imagen atrapada
Ese parpadeo de tus ojos
que la imagen atrapa
parpadeo tras otro
otra imagen atrapada.
Con esa mágica caja
de tu cuello colgando
con ella por todos lares paseando
rayos de luz en ella atrapados.
Al abrir la mágica caja
en papel quedan reflejadas
bellos lienzos con clic pintados
mirada deleitadas.
Captada la belleza
captado el sentir
captado eso que de uno fluye
captado el instante para revivir.
Poetas palabras usan
pinceles los pintores
cinceles los escultores
la cámara mágica usas tú.
Inmortales momentos
irrepetibles instantes
historias plasmadas
todo en un instante.
El ojo mira
tu cerebro la imagen monta
tus manos la encuadran
la cámara capta.
Invierte de la cámara la mirada
enfócala en tu aura
dispara sin más
en ella reflejada te has.
Ahora en papel
ya la puedes pintar
en un marco colocar
así de ti no te olvidarás.
Tu para ti la primera serás
esa que siempre te querrás
sin más, sin nada esperar
pues todo en ti tuyo será.
Cada día es diferente, unos te sientes con los ánimos arriba, con toda la fuerza del mundo, otras, desaparecen bajo los suelos, como si no existieran.
Arriba y abajo
Eufórico a veces te encuentras
la vida sonríe
todo es belleza
el trinar del pájaro
a concierto suena.
Hundido en tus pensamientos
todo a tu alrededor pesa
nada brilla en la vida
te hundes en la miseria
tus pensamientos más hondos
más abajo de los mismos pozos.
Un bello amanecer te deslumbra
el sol la mente ilumina
brilla la vida
en tu rostro una sonrisa.
La tormenta resuena al atardecer
la noche oscurece la mente
la sonrisa desaparece
la soledad te entristece.
A lo lejos una sonrisa
poco a poco cerca la tienes
de pronto tus ojos brillan
la tormenta desaparece.
El tiempo pasa
la paz de la mente aguanta
la vida sigue como si nada
esa sonrisa aguanta.
Oscuros nubarrones se acercan
la almohada en tortura se convierte
el amanecer nunca llega
la cama como cárcel
encerrada te tiene.
El brillante sol entra por la ventana
el mar mantiene su calman
las gaviotas con su volar lo guardan
ese azul del mar en tu mente se clava.
Por esa ventana volando sales
como la gaviota volando
con tu vuelo alzado
cruzando el mar y océanos.
Tus oscuras noches olvidas
esas que aterrada te tienen
no importa de donde vienen
de lejos ya desaparecen.
Los fantasmas de tus hechos
los fantasmas de tus pensamientos
los fantasmas que te tienen preso
con tu vuelo en vapor se convierten.
Mente de sube y baja
mente de arriba y abajo
no permitas que nunca
el abajo tu libertad encierre.
Lo blanco y el negro, el yin y el yang, las dos caras de la misma moneda
Esto es el yin y el yang de la vida, unos momentos la euforia te hace subir por las nubes y más allá de las galaxias y otros te hunden en la miseria de tus pensamientos, pero lo importante no son las subidas y bajadas, sino el saber superar la comodidad del estar hundido en la miseria con los auto lamentos y levantarse para asumir la incomodidad de salir de ella, y en este punto es donde está el truco de la felicidad, el truco de moverse para encontrar ese algo que te llene que normalmente está en las pequeñas cosas que a mano tienes y que muchas veces no aprecias, el no vivir en tiempos más allá del presente, llámese pasado o futuro, los lamentos son el pasado, el desear lo que no tienes es futuro, pero ambos son comedores (eliminadores) de algo tan importante para ser feliz como el presente.
En toda vida, aparte de un orden, siempre sale algún caos, ese, es el responsable de la destrucción y también del gran inicio, muchas veces desde cero.
El caos
Tras la destrucción por el caos,
nuevos mundos renacen
unos buenos
otros no tanto
otras nuevas vidas
otros nuevos sentires
otras pasiones
tras él, el resurgir
tras él, la esperanza
tras él esa vida
esa que ya ni esperabas.
A los humanos nos gusta controlar todo, nos hemos olvidado ese “dejar fluir” donde todo salía a la perfección, sin tantos números, cálculos y ni mucho menos eso de contar segundos, minutos, horas, días, años, etc.
La invención del tiempo
A la invención del tiempo caso no hagas
recurso humano de control
vive sin importar esa palabra
vive sintiendo como el sol pasa
tras él la luna brillar.
Siente la hierba
vive con ella su crecimiento
la belleza de las flores
sin importarte el tiempo.
No controles su pasar
más bien siente la vida al vivir
y no el tiempo que es morir
todo ello en su momento.
No juzgues el mundo
ni a ti en su pasar
sólo vive la vida
la que tienes ahora y ya.
Cuantas veces nos encontramos encerrados en nosotros mismos sin saber que hacer, hasta desesperamos al venos encerrados, sin saber que la llave la tenemos nosotros, incluso la posibilidad de hacer desaparecer los barrotes.
Las alas de la mente ponte
Las alas de la mente ponte
esas que a todas partes te llevan
no importa países o fronteras
ni gobiernos ni panderetas
sólo importa donde estés
con quien volar elijas
tu imaginación tu destino dirige
el lugar poco importa
solo el camino al que te diriges
el mundo por donde vueles
ese que en tierra o aire
en esa azul esfera
o más allá de ella
vuela, vuela, vuela
vuela a donde sea.
Nos pasamos la vida pensando en la meta, pero no nos damos cuenta que la meta es el final del camino, ese final que ni nuestros restos quedan. Lo único que queda es lo que sembremos en el camino, que seguramente, recogerán otros, pero así es la vida. El camino es la gran meta, disfrutar de él como si no hubiera mañana.
El destino es el propio camino
El destino es el propio camino,
cada paso es un avance
y misterio a la vez,
pero la suma de esos pasos
son los que forman nuestro destino
dentro del camino.
Las gentes, los lugares, los acaeceres
y todo lo que en el se encuentra
es la salsa, el sabor, el sentir....
Cuantas veces te han dicho “tienes que dejar fluir las cosas”. No te explicas ni el como ni el cuando, hasta que un día se confabulan las circunstancias y te dejas fluir, casi sin enterarte, te das cuenta de que todo sale solo, todo sale a pedir de boca, etc. No es siempre, pero si pasa muchas veces y cuanto más pasa mas se refuerza.
Cuando fluir uno se deja.
Cuando fluir uno se deja
los sentires poco a poco llegan
sentires impensados
sentires inimaginados
sentires que todo tu cuerpo recorren
sentires que tus esquemas rompen
sentires, sentires, sentires
fluye, fluye, fluye
como ni porque no pienses
los sentires explicaciones no tienen
ni tampoco las quieren.
fluye, fluye fluye.
Tenemos todo delante, no vemos ni encontramos, queremos pensar, nada conseguimos, la mente se nos cierra, hasta que en un momento inesperado...
La luz a tu mente ha llegado
La luz a tu mente ha llegado
iluminando oscuros pasados
hasta quemarlos por caducados.
La luz de tu vida has encontrado
esa que la belleza te ha mostrado
el ideal en tus manos posado.
En tus carnes ese ideal vivido
con tus manos tu cuerpo acariciado
a sus manos tu te has entregado.
Una galaxia para ti desconocida
por un gran sol iluminada
grandes sentires en tierra inexplorada.
Nuevos mundos, nuevos planetas
nuevos sentires tu cuerpo interpreta
siente tu cuerpo y lo que le rodea.
Vuela la realidad
al son de los sueños camina
en conjunción, ¡Viva la vida!
Siente el destino
siente el momento
siente el ahora
siente ese encuentro.
Llega la hora
vuela ese momento
Eso se llora
vive el momento.
La semilla sembrada está
el germinar lleva su tiempo
deja correr el tiempo
todo madurará en su momento.
Vive la vida
vive el momento
vive ese sentimiento
no olvides ese encuentro.
La soledad, ese gran mal de mucha gente que no sabe vivir con ella misma, eso tan fácil, tan difícil a la vez.
La gente piensa que estar solo es soledad, pues no, estar solo no es soledad, la soledad es cuando no sabes estar solo, que necesitas imperiosamente estar con más gente, y con esa gente a veces, también, te sientes mucho más solo. Es como un grano de arena en un desierto que no se siente grano de arena ni los demás granos como tal la perciben. Tristemente la sociedad humana es así, cada vez más materialista, cada vez menos humana. Ojo, también hay gente que sabe abrazar a los que no son como ellos, saben abrigar al que se siente diferente, y, lo más importante, también son humanos. Generalizar siempre es malo.
La soledad
La soledad hallada y no buscada
soledad que las lágrimas halla
más la soledad buscada
conocimiento y belleza
belleza para tu alma
renacer del alba.
Manos vacías
A veces uno se siente con las manos vacías de tanto dar y nada a cambio recibir...
Cuando las manos vacías se quedan también sin carga están, esto en el fondo y aparte de las pérdidas, es una gran ventaja, están abiertas y libres para recibir, si bien quizás no de quien le diste todo, sino del que esté dispuesto a dar y de ti recibir.
La vida es un constante ir y venir, es un perder y ganar, otras veces empatar y otras veces ni lo uno ni lo otro, pero en todas las facetas y pasos la vida lo que hace es enseñar... Pero a veces la enseñanza con sudor sangre y lágrimas entra. Como humanos que somos, a veces aprendemos la lección y otras volvemos a caer en el mismo error, pero en el camino siempre seguimos...
Eso sí, a veces más apaleados, otras menos y a veces ¡VICTORIOSOS!.
Nunca perdamos las esperanzas, simplemente, vivamos, sintamos y disfrutemos de cada paso, el futuro, el solito, en presente se convertirá en su momento.
¿Se puede dominar la mente por uno mismo, controlarla a favor de uno y no a favor de los demás sin contar con uno mismo?
Dominar, dominar, pues sí se puede, solo es necesario ser un poco ordenado con uno mismo, no encerrarse en lo aprendido y no tomar como dogma nada en concreto, sino ir aprendiendo de la vida no dando nada por absoluto, sino que todo es relativo, eso sí, en uno mismo poner un orden de funcionamiento, eliminando todo lo que no sirve, la basura, que poco a poco se va acumulando siguiendo el que hacer de que los demás nos quieren imponer. Es la educación por y de uno mismo, apartándose de la educación que el sistema quiere imponer...
Claro, eso es la rebeldía con el sistema, pero el sistema está impuesto de tal forma que lo que busca es aborregar a todos los demás en beneficio de unos pocos, los que lo manejan.
La disciplina en uno mismo pero sin dogmatizar nada.
No contemples tus arrugas
No contemples tus arrugas, simplemente vive la vida y si a alguien no le gustan que no las mire.
Cuando hablamos de desnudez, no me refiero sólo al cuerpo, sino más bien a la mente. Tenemos que desmitificar el desnudo y contemplarlo como algo natural, tan natural que no nacemos vestidos, cuando venimos a este mundo venimos completamente desnudos, luego nos visten nuestro cuerpo y nuestra mente, ésta última para manipularla a través de creencias y no de verdades contrastadas.
Desnuda volando
entre imaginarias cuerdas
que con imaginarios globos
la gravedad me van quitando.
En nuevos mundos viajo
nuevos y deseados
emocionantes pasos
haciendo camino.
El cielo paso a paso
del infierno a las alturas
montaña rusa subiendo y bajando
la vida se hace caminando.
Entregada a tus imaginarias cuerdas
por esos imaginarios globos sujetada
cuerpo desnudo sin lastres
tu cuerpo y tu alma entregaste.
Desnuda volando
sigue tu viaje
con la desnudez de tu cuerpo
tu mente liberaste.
Libre entre cuerdas
no importan los amarres
flotas en el aire
la libertad a tu alcance.
De ese precioso vuelo disfruta
sin fronteras ni gendarmes
ni tan siquiera esos guardianes
que en tu mente encontraste.
A otro mundo los mandaste
sólo en ti te centraste
de este modo encontraste
como al mundo entregarte.
Cuando se calienta nuestro cerebro, cuando nos obcecamos, cuando no hay forma de poder pensar con frialdad, sino que nuestro cerrebro arde fuego por todos lados, incluso por la boca... Nos hace falta un poco de...
Aire fresco
Aire fresco y renovado
de entre las ardientes arenas
fresco aire que la piel recorre
marcando grandes ilusiones.
Ilusiones del pasado
que en presente han tornado
sueños en realidades convertidos
hechos, hechos , hechos, no sueños.
Realidades soñadas
por el fresco aire nacidas
de entre las ardientes arenas
que casi se convierten en cenizas.
Con el pasar del tiempo
poco a poco madurando
cielos y tierras explorando
al fin en este mundo he encontrado.
El recorrer del día a día
decisión tomada
decisión que antes se temía
ya en el olvido, nueva vida.
Quien al vacío no se lanza
quien no busca nuevas andanzas
quien lo nuevo tema
en vida se entierra.
Aire fresco renovado
mi mente has refrescado
mi vida modificado
nuevo mundo he encontrado.
Al vacío me he lanzado
arrepentirme no he logrado
la aventura de la vida espera
lancémonos por la vereda.
Si camino trillado haces
por el siempre paces
por los lados la vista no esparces
que esperas de nuevo ver.
Salta la verja del camino
campo a través rueda
no importa al norte o al sur
ni el rumbo que te espera.
Importa el camino que haces
de cada paso disfrutar
de cada paso aprender
cada paso festejar.
Cada tropezón una vida
nueva experiencia que cargar
experiencia que menester has
para el siguiente paso dar.
Manuales de vida no hay
pero cada paso te ha de enseñar
lo que en el siguiente te podrá dar
para ello tienes que despertar.
Aire fresco y renovado
de entre las ardientes arenas
fresco aire que la piel recorre
marcando grandes ilusiones.
Qué bien nos sienta una sonrisa,nuestra o ajena en un momento dado, podríamos decir que casi en todo momento, salvo raras excepciones que no se me ocurren.
La sonrisa
Que preciosa una sonrisa
cuando desde adentro sale
en los labios aflora
contagiándola a toda la cara
con brillo hasta en los ojos,
sonrisa que a los alrededores enamora
los enemigos ahuyenta
rejuvenece el rostro
el contorno alegra.
Aquí entramos en ese mundo donde nos imaginamos lo que nos gustaría que fuera, pero que no tienen porque parecerse lo más mínimo, luego pasa lo que pasa, las decepciones o, por el contrario, la gran alegría por ser mejores que lo que habíamos imaginado.
Ideales amores
Ideales amores
de la mente salidos
reales no habidos
a la carta elegidos.
Amores que te ciegan
realidad por ti creada
por tu mente ilusionada
tu visión cegada.
Elegantes ideales
amores mentales
de la masa gris nacidos
falsa realidad aparecida.
Del real mundo te alejas
un mundo del que siempre te quejas
la guarida en tu mente se queda
muy pesada su gran puerta.
El real amor ante tus narices
amor que en ti no entra
gran puerta le has puesto
el de tu mente entrar no le deja.
Puertas al exterior ni cierres
si no sale tampoco entra
es lo malo de esas puertas
grandes murallas te frenan.
Dinamita la muralla
vuela la puerta
rompe todo
sal afuera.
Tu amor delante tus narices espera
no lo ves por tu ceguera
ese ideal en la repera
nada entrar deja.
A tu alrededor observa
mira ante tu mirada
ahí lo tienes sin espera
extiende tu mano, te desea.
Esos días de dolor, más que del cuerpo, del alma, ese que duele desde las entrañas, que va desgarrándolas sin compasión, miras en doquier y no encuentras nada con que poder calmarlo, hasta desesperas complicando la solución...
Cuando el alma se te desgarra
Cuando el alma se te desgarra
por el dolor aparecido
ese que jamás pensaste
ese que se asoma con desgarre.
Con todas tus fuerzas
ese algo agarra
ponla ante tu mirada
piensa por que se desgarra.
Analiza si la pena vale
continuar con lo que te daña
con eso que te ha destrozado
pero intentar lo has intentado.
El camino era el correcto
ante ti se presento
tenías que hacerlo
sino también tendrías lamentos.
Los elementos el camino truncaron
a tu paso el suelo desmoronaron
cuesta ya cada paso dado
pero un nuevo camino estás creando.
Suelta el dolor que ya te ha dolido
déjalo en el camino desmoronado
entiérralo como cimiento
que se convierta en refuerzo.
La vida vivirla hay
la vida sentirla tenemos
lo bueno aprovechar
lo malo... nuestro refuerzo.
Lo pasado es historia
vive el presente son dolor
el que se fue ya no sirve
vive el hoy con pasión.
¿Quién no ha notado que desde adentro le sale esa fiera,e se gran dragón de mil cabezas que aflora?
Dragón
Cuando el dragón al exterior asoma
ese que por dentro te estaba royendo
ese que enseñarte a ti misma quería
ese que dentro tanto te dolía.
Las alas al viento desplegaste
con el pasar del viento
con él al mundo te lanzaste
volando al son de las corrientes.
Corrientes que desde fuera
tu interior encontraste
ese que tanto tiempo encerrado
en esos muros de carne.
Dragón de muchas cabezas
dragón que liberaste
amigo al que encontraste
te enseñó a ti misma adorarte.
Adoración que compartes
esa que al dar encontraste
cuando se da lo que se tiene
multiplicado vuelve.
A ti misma ya te conoces
no te olvides ni por un momento
tu eres la estrella
la que deslumbra al compañero.
Deslumbras por donde pasas
luz que contigo siempre llevas
esa que a todos nos iluminas
disfruta a ese dragón que soltaste.
El guía dragoniano sigue
el por el mundo te lleva
ese mundo antes desconocido
ese que ya en el corazón llevas.
Siempre nos toca caminar hacia adelante, a pesar de todos los baches o estorbos que nos encontramos, pararse sólo un momento para descansar si es preciso, pero nunca para andar hacia atrás.
Sigue tu camino
a pesar de las batallas
perdidas o ganadas
sólo son agua pasada.
La vida es un andar sin parar
segundo a segundo vas a madurar
a cada paso aprender
siempre lo que vas a necesitar.
La enseñanzas de la vida enseñan
que todo pasa nada queda
solo lo que pisas en cada paso
es lo que te llevas.
Más las pisadas el viento se las lleva
camino marcado no queda
paso a paso la vida te moldea
de ti depende la obra que sea.
Lo que no necesites olvida
más lo necesario recuerda
los bellos recuerdos ayudan
más el presente no crean.
Borra la mente si dejas
esos que no deseas
esos que te corroen
esos que te ahogan si los dejas.
Sigue tu camino
a pesar de las batallas
perdidas o ganadas
sólo son agua pasada.
Mudos silencios de lejanía
Mudos silencios de lejanía
anhelos tactos en cercanía
falta de caricias en las mejillas.
El calor de tus labios
a los míos pegados
ese corazón palpitando
más allá de lo imaginado.
Sopla el viento sobre las velas
arrastrando al amado
cruzando mares de pasado
en busca de un presente deseado.
Siete mares he cruzado
altas montañas escalado
grandes lagos navegado
hasta por los cielos volado.
Los silencios la mente destrozan
si son los no buscados
que los silencios deseados
el alma han alimentado.
Cuantas noches bajo las estrellas
por ellas guiado
siempre en la vida avanzando
sin prisas observando.
Obstáculos las tormentas querían ser
más a ellas las he aprovechado
fieras pruebas con ellas he pasado
como buenas maestras he aprovechado.
Que importa la lejanía
si en la mente estás de por vida
a veces te tengo en la cercanía
sin saber nada de tu vida.
De la lejanía aprendes
el valor de lo cercano
eso que nunca has observado
que siempre has tenido a tu lado.
Camina, corre vuela
mueve la cabeza
mira y observa
todo te rodea.
Esa sensación que tenemos a veces de tener que soltar casi todo nuestro pasado, dejando lo bueno y convertir lo malo en lecciones, luego soltarlo para que no nos lastre. Luego de soltarlo, ¡uf!, cuanto alivio.
Esa sensación
de los sentimientos soltar
sin más, sólo soltar.
Lágrimas y sonrisas
desde dentro saliendo
sin miedo al encuentro.
Tu misma sin el que dirán
tu misma todo lo has de soltar
tu misma ese sentir.
Lloras porque de ti sale
ríes porque apetece reír
sientes sin más.
Sin miedo en escena
ningún alma en pena
tu adelante siempre.
desde tus adentros lloras
eso que siempre quisiste hacer
más el miedo al que dirán
esas se ahogaron ya.
Ríe con todas tus fuerzas
esas que siempre tienes
esas que ya no retienes
reír y sentir, que preciosidad.
Siente la alegría
siente la pena
siente el dolor
siente esa pasión.
Pasión por lo que expresas
pasión por el como lo haces
pasión por dejarte llevar
esos sentimientos tienen que aflorar.
Suéltalos sin más
más no los debes aguantar
si los guardas te pueden dañar.
Brizna de vida
Triste y melancólica te veo
todo en la vida es comienzo
el pasado sólo era.
Aspirar muy bien está
pero en la realidad hay que vivir
que de sueños no se alimenta
más bien el presente ahuyenta.
Si quieres brindar brinda
brinda y saborea
ese presente que es vida
no por el futuro o pasado
ambos son leyenda.
Brizna de vida
pues sí así es
pero solo por momento
ya que la vida es la suma
la suma de brizna tras brizna
esa dura sólo un momento.
Siguiendo con los dragones, a veces tenemos que soltarlos para que nos dejen tranquilos, pero que difícil se convierte a veces, soltarlos y lidiar con ellos..
Dragones de mil cabezas
Dragones de mil cabezas
que en la cabeza tenemos
dragones que nos devoran
en cuanto nos dejemos.
Luchemos a capa y espada
con lanza o lo que haga falta
que nuestra mente no controlen
que todo es una farsa.
Dragones de mil cabezas
esos que la vida nos pone
esos que la vida nos destrozan
esos que el cerebro nos comen.
Los dragones a sus mazmorras
al infierno encadenados
puertas de grueso hierro
a cal y canto cerradas.
Esos dragones al olvido
a las cavernas del pasado
que se consuman con sus penas
pero de nos alejados.
Dragones de mil cabezas
que en la cabeza tenemos
dragones que nos devoran
en cuanto nos dejemos.
¿Cuantas veces nos hemos preguntado, cuán difícil es montar mi vida?
Pero si imaginamos que un gran edificio, en ese caso nuestra vida, se inicia con los cimientos, puede ser la educación que nos han dado, acertada o errónea, luego día a día ponemos un ladrillo detrás de otro, luego terminamos los detalles, “preparación, perfección”, primero la estructura, luego la decoración, cuando nos damos cuenta tenemos toda nuestra vida montada. Eso no quiere decir que luego no haya terremotos, inundaciones, fuego, mil cosas más de ese mundo cotidiano.
La vida en si.
En si es la vida
un enorme edificio
minúsculas acciones lo forman
cada acción un ladrillo
cada acción un grano de arena
cada acción cemento es.
Poco a poco los cimientos vas montando
al pasar de los segundos la estructura
con las horas va subiendo
al cielo acercando.
Ladrillo a ladrillo
acción a acción
todo se va forjando
un gran edificio levantando.
Tu vida el edificio es
la experiencia lo va reforzando
día a día te vas elevando
año a año la diferencia vas notando.
Edificio sin par
cada uno es original
algunos copiar quieren
mas no lo conseguirán.
Quien copiar quiere
Quien parecer desea
originalidad no le queda
debilitada su firmeza.
Ladrillo a ladrillo,
grano a grano de arena
el cemento de la experiencia
consistencia y grandeza.
En si es la vida
un enorme edificio
minúsculas acciones lo forman
cada acción un ladrillo
cada acción un grano de arena
cada acción cemento es.
Hablando de tormentas que se vienen para tambalear este edificio, siempre hay alguna que aparece, pero todo depende de la aptitud con que la acompañemos.
La tristeza viene cuando viene
La tristeza viene cuando viene,
ignorarla no has,
pero mejor algo alegre dale
para que te deje en paz.
Así las alegrías vuelven al hogar
con más fuerza si hay
conociendo bien la diferencia
y así mejor disfrutar.
Que a la melancolía las tristezas
no te deben arrastrar
la vida es para vivirla
no es para melancolizar.
Tristeza bienvenida
más quedarte no has
coge tu ruta de vuelta
ya se que ahí estás.
Vivamos la vida viva
esa que no hay que matar
esa que vivirla has
con los pesares que en ella hay.
Amoríos y desamores
Caricias y coscorrones
lágrimas y sonrisas
felicidad a borbotones.
Vivamos el momento, quizás para entenderlo mejor, si antes he hablado del edificio y sus ladrillos, podríamos todavía reducir un poco más ese ladrillo y dejarlo en momentos, esos momentos, los que inventaron el tiempo los llaman segundos, pero momento es algo más que un segundo, aunque a veces puede durar menos, los momentos tienen contenido, los segundos, ese invento, sólo una inexistente medida vacía de contenido.
Mirémonos frente a frente
nuestras miradas enfrentadas
penetrando hasta nuestros adentros
recorriendo los más recónditos recovecos
entre nosotros sin secretos
vivamos el momento
no lo dejemos para otro instante
si esperamos puede ser tarde
este momento habrá muerto.
Ahora traigo a colación a los “celos”, no sé si llamarlo enfermedad o las costumbres de nuestra sociedad, la cuestión es que hacen que nos creamos dueños y señores de otra persona y cualquier cosa que haga fuera de nuestro control y fuera de nuestro consentimiento, es más, no hace falta que pase lo anterior, basta que se piense, que una cosa muy común, desgraciadamente.
Celos, celos, celos
Celos, celos celos,
con lo bien que se vive sin ellos,
vive y deja vivir,
es más bello,
más no mientas
que esa es de tal vileza
que que afea hasta la pereza,
aniquila la confianza
y despierta la venganza...
Guiemos nuestros sueños para que no se nos conviertan en pesadillas. Sueños cuando se duerme, pero mejor los mejores, lo que soñamos despiertos, esos que nos llenan de ilusión y ganas de hacer.
Guía tus sueños
Guía tus sueños
por los inmensos parajes del universo,
coge las riendas de tan bello carruaje
que en el aire flota
como galera llevada
por el cálido viento de tus sueños.
Capitana de la nave,
a la tempestad no te abandones,
maneja con destreza el velamen,
a la espera,
el puerto que te acoge.
Que los bellos sueños te acompañen,
lividez a tu cuerpo,
sueños en en algunas mentes son dementes,
más en tu mente los mejores son.
Todos sabemos que donde nacemos, bien sea en el seno de una familia, el entorno social, país, etc. marca nuestro futuro, que hay excepciones, pues sí, pero hay que romper ese ambiente y eso no es tan fácil, sobre todo cuando el un ambiente negativo para tu evolución.
Sentencia al nacer ya tienes
Sentencia al nacer ya tienes
la cuna en que naces
si de oro y diamantes
esa cuna que de todo carece
o ese que ni cuna tiene.
La cuna de diamantes libre y volante
la de que de todo carece esclavo para siempre
ese que ni cuna tiene segura ve la muerte.
Millones de años la humanidad tiene
esas diferencias desde siempre se tienen
no importa que todo evolucione
las diferencias no desaparecen.
Reyes y Emperadores
el pasar del tiempo los convierte
en banqueros y estafadores
placer de ver al sufriente.
El pobre que de mala cuna viene
de por vida sufriente
de eso el rico ya se encarga
pues eso es el placer que tiene.
Norte, sur, este, oeste
diferencias en el pesebre
esa cuna donde se mece
al bebé que vida quiere.
Todos lloran de peques
los ricos algodones tienen
los pobres amores sin bienes.
El rico en sus grandes mansiones
al pobre bajo las estrellas se le quiere
más si tormenta viene
la riada que se lo lleve.
Uno con sus grandes y vistosos trajes
de harapos el otro viene
uno con sus grandes manjares
el otro ni pan tiene.
Sentencia al nacer ya tienes
la cuna en que naces
si de oro y diamantes
esa cuna que de todo carece
o ese que ni cuna tiene.
En todas las familias, conjunto de personas, etc. siempre existe esa oveja negra que desdice de todo el conjunto, normalmente le llaman el loco, si bien tiene sus ventajas cuando ya te llaman así. “Cómo está loco”, frase muy habitual, pero que otorga el poder de poder hacer lo que quieras con este pretexto. Total “está loco”.
Loco me han llamado
Loco me han llamado
Por ser yo,
loco me llaman.
Por vivir como pienso
de la sociedad me excluyen.
Por pensar diferente
un peligro soy.
Por no aborregarme
al matadero me llevan.
Por hablar claro
la boca me han tapado.
Por aislarme
a convivir me han condenado.
Por meditar
al mundanal ruido castigado
mas mi mente no han domado
con eso no han contado
sólo la doma su propietario.
No importan las puertas
no importan los muros
no importan las rejas
ni los perros de presa.
Yo sigo siendo yo
a pesar de los que les pesa
pesa que en sus cataplines llevan
que al abismo les lastra.
A mi cuerpo cadenas poner pueden
a mi cuerpo fustigar podrán
pero jamás mi mente doblegarán
pues esta seguirá en su lugar
ni por la fuerza con ella podrán
ella siempre irá donde querrá.
Que más da lo que piensen los demás
de comer no me dan
ni la vida me han de regalar
mi vida es mía y de nadie más
como mucho de quien conmigo la compartirá
mas a mi que no me quieran cambiar
si me quieren cambiar yo no seré ya jamás
mi esencia desaparecerá
un clon de otro quizás
pero mi yo jamás volverá.
Instrucciones te da la vida
“Las instrucciones de la vida se aprenden a cada paso, la misma vida te las va proporcionando en su momento”.
¿Qué más quiero? Una pregunta que a veces nos hacemos cuando lo tenemos todo, menos las exultantes riquezas que algunos tienen. Unos se preguntan que nos hace falta para ser feliz, muchos sabios ya lo han dicho, disfrutar de las pequeñas cosas que nos rodean, no de lo que quisiéramos tener, esas últimas ya las disfrutaremos cuando las tengamos. Disfrutas de, como he dicho, esas pequeñas cosas, pero también de todos esos momentos que nos brinda la familia, entiéndase por familia la que uno ha buscado, no la que se nos adjudica por nacimiento, que también, pero normalmente en esa familia todo son decepciones, cuando buscas que te protejan, pasan de ti, cosa que no hacen tus amigos, esa familia que tú te has buscado. Si te abandona esa familia es que amigos no eran.
Qué más quiero...
Que me falta me preguntas
en el fondo nada,
de todo tengo
sólo lo que necesito
más no quiero.
Riquezas para qué
pequeñeces mejor son
de ellas se disfruta siempre
esas que en todos lados las tienes
acumularlas falta no hace.
El tiempo te las raciona
justa medida te proporciona
justo uso de ellas haces
con ellas la felicidad nace.
Que más quiero si de todo tengo
amor y cariño
ese abrazo tierno
ese beso en su momento
ese te quiero sincero.
Riquezas para qué
encerrarlas no veo bien
disfrutar está bien
más mejor si con todos es
disfrutemos todos pues.
Cuantas veces hemos pedido consejos o dado, pero con los consejos hay un algo que no se puede suplantar de la persona que los pides o los das. La persona que tiene que lidiar con el éxito o fracaso, no es quien lo da, sino quien lo recibe, y ahí está lo bueno o lo malo, la persona que lo recibe es quien se lleva ese mérito o los palos, el que los da, no se entera de nada.
Luego a uno le viene a la cabeza la pregunta, ¿Quién soy yo para dar consejos si no voy a lidiar con los resultados? Sinceramente, mi forma de pensar me me dice que no soy nadie para dar consejos. Como mucho te puedo dar mi opinión con la información que me des, pero siempre será parcial, por lo que, en el fondo, no creo que pueda ser útil, simplemente, no tengo toda la información, siempre me faltará alguna y seguramente sería crucial para que la decisión fuera acertada o no.
Consejos puedo dar
Consejos puedo dar, pero piensa que aunque yo diga "si yo fuera tu" jamás seré tu y el que va a tener que sufrir o saborear los efectos de tu decisión eres tu, no yo. Entonces acepta la información externa, pero quien decides siempre eres tu, no los demás.
A veces cargamos con nuestros males del pasado como una pesada losa que no impide avanzar, todo depende de con la aptitud que nos los tomemos.
De los males ni te acuerdes
De los males ni te acuerdes
ellos son el mal menor
lo que más duele es llevarlos con rencor.
Por dentro te corren
segundo a segundo tu interior se comen
hasta contigo acabar.
No importa lo que pasó
eso has de olvidar
perdónalo ya.
Quien te los hizo no sufre
sufres tu al recordar
eso que no quieres olvidar.
Ni la venganza vale
de ello la vida se encargará
vive la tuya sin más.
El mal no te ha de quitar
esa vida que de tener has
esa vida que sé que vivirás.
Lo que viviste no remuevas
el dolor volverá
la pena no valdrá.
Vive sin más
no te vuelvas a dañar
¡TU VALES MUCHO MÁS!
A veces nos olvidamos de vivir, cuando lo importante en esa vida es vivirla, no sufrirla. Curiosamente a eso no nos lo enseñaron, más bien todo lo contrario. Vive, vive, vive.
Vive, vive, vive
disfruta de este espacio
alíate con el tiempo
disfruta el momento.
Vive, vive, vive
esa sonrisa que de los labios asoma
esa mirada que tu cuerpo perfora
esa sensación de que te evaporas.
Vive, vive, vive
ese vaivén de las olas
ese sabor salado de la brisa
ese sonido del vaivén que te deja a solas.
Vive, vive, vive
Ese trinar de los pájaros
ese musical despertar
que el nuevo día ha de empezar.
Vive, vive, vive
el placer de las nubes ver correr
por los cielos corretear
ese mojar de las gotas al caer.
Vive, vive, vive
ese sentir del enamorar
ese cosquilleo del no se sabe que
ese que por todo tus adentros corre.
Vive, vive, vive
la sensación con tu mente volar
esa sensación de paz y libertad
esa que nadie te podrá quitar.
Vive, vive, vive
con la realidad fantasear
con la injusticia luchar
los tropiezos superar.
Vive, vive, vive
contigo en tu paz
esa paz que has de contagiar
esa paz con la que crecerás.
Vive, vive, vive.
Vive sin más.
Vive, vueltas no le has de dar.
Vive, así, sin más.
Que la vida es para sentirla
que la vida es para disfrutar
que la vida es para amar
ese amor se nos devolverá.
Vive, vive, vive...
Y mientras “vivimos” no nos olvidemos que “los amigos no se usan”.
Los amigos no se usan, se disfruta con su compañía sin esperar nada a cambio, por eso hay tan pocos auténticos amigos.
Y ya que estamos disfrutando con los amigos y de nuestra vida, ahora llega algo muy importante, que ya lo he comentado antes.
Fluye
Siente la tierra
siente la luna
siente el universo
Déjate fluir
fluye desde tus adentros
Fluye, fluye, fluye.
Solo entonces entenderás
preguntas no te harás
sólo fluirás.
Mientras estamos fluyendo nos llega a la cabeza algo que nos interrumpe el fluir para ponernos algo filosóficos, nos acordamos que somos unos seres sin manual de instrucciones, ni los padres saben como ayudarnos a crecer, ni como cuidarnos, ni nosotros sabemos ni para que servimos ni para que aquí estamos.
Al este mundo venir
sin instrucciones llegas
tu uso controlado no está
nadie sabe como te debes manejar.
Las instrucciones las encuentras
en cada paso de la vida
día a día a lo largo de toda tu vida.
No busques comparación
único eres en tu especie
libretos escritos no sirven
circunstancias las mismas no son.
Tu y sólo tu
comparación posible no hay
cada uno es cada cual.
Instrucciones únicas
cada uno las va a encontrar
paso a paso
en su largo caminar.
Pero claro, como vamos a ir a ninguna parte sin saber el camino ni las instrucciones. Disfrutemos del camino
Disfrutemos del camino,
no sabemos adonde vamos,
pero por lo menos disfrutaremos de lo andado.
Nos cabreamos con nosotros mismos, queremos huir de nosotros, pensamos que si corremos mucho, nos vamos lejos lo conseguiremos, pero no, no hay forma de hacerlo, la mejor forma es hacer las paces con uno mismo.
Por muchas vueltas que des, por mucho mundo que recorras, al final lo que buscas está en ti, por lo que da igual que huyas de ti mismo, siempre contigo te encuentras, ahora bien, ese camino en tu huida te enseña muchísimas cosas, hasta te enseña el camino para llegar a ti. Paradójico, pero así lo veo yo por mi experiencia.
En el camino pasan muchas cosas, a veces te enamoras, tu mente se vuelve ilógica y intenta ponerle un poco... Lo conseguiré en tal estado... Cómo el amor explicar.
Cómo el amor explicar
cómo explicar e porque te amo.
Cómo explicar porque vivo
como explicar que por ti vivo.
Cómo te digo lo que dentro de mi sale
cómo explico el porqué te quiero
cómo explico cómo te amo
cómo explico algo que desde dentro siento.
Desde mis adentros algo por mi piel aflora
desde mis adentros algo por ti siento
desde mis adentros algo que explicar no puedo
hacia ti esos sentimientos siento.
Mi vello se eriza nada más verte
se eriza son solo contigo pensar
un hormigueo en el estómago empieza
mi cuerpo hecho todo un flan.
Mi razonamiento desaparecido está
mi locura por ti empezado ha
a razones no atiendo
sólo lo que mi corazón dice comprendo.
Mi corazón dicen que no piensa
más al verte se acelera
pensando en ti aumenta la carrera
más cuando cerca te tiene revienta.
Revienta de placer
revienta al enloquecer
revienta porque sólo por ti piensa
por ti viviendo la vida plena.
Que más da lo que se diga
mi corazón al resto no escucha
encerrado en mi pecho
palpitando con todo despecho.
Cómo el amor explicar
cómo explicar e porque te amo
Cómo explicar porque vivo
como explicar que por ti vivo.
En ese mundo de “VIVIR” hay momentos en que los pasos se nos vuelven pesados. Historias de amor y desamor, traiciones,bien sea de presuntos amigos, de la familia o de otros lares... ¡Uyyy, esa mochila que a cuestas llevamos!
Uyyy esa mochila
esa que al nacer nos ponen
mochila en la que todo ponemos
desde los buenos recuerdos
hasta las piedras más pesadas
Piedras que nuestra mente cría
piedras que no sirven para nada
sólo para que nuestro paso pesado sea
sólo para la carga arrastrar.
Soltar lastre es lo que importa
ese lastre que en nuestra mente hemos creado
cosas que de nada sirven
cosas que ya son del pasado.
No arrastres ese lastre
ese pasado inservible
ese que tu mente ha creada
ese que para nada sirve.
Llega un día, de esos melancólicos, te pones a pensar en lo vivido, lo bueno, lo malo, esas experiencias que tanto te han servido, para bien, para mal y para no volver a tenerlas, piensas en esos valores, esos recuerdos... Valores, recuerdos.
Cojo un pañuelo
cual sábana fuera
esas lágrimas de mis ojos
por mis mejillas recorren
Es tan precioso
los años acumulados
los recuerdos que viven el pasado
unos alegres, los otros han pasado.
Con el pañuelo mis lágrimas seco
de emoción hasta perplejo
una vida para el recuerdo
los tristes recuerdos para ti no quiero.
Que belleza por el mar nadando
en sus profundidades buceando
su sabor salado recordando
esas olas que la lucha han recordado.
Nunca recuerdes ese despojo
solo los bellos recuerdos
los del héroe que has grabado
lo que ahora ves queda olvidado.
Yo ya voy para el otro lado
lo que ves no es lo que te ha criado
sólo un despojo de lo que fue
no tu héroe admirado.
De carne y hueso el héroe ha quedado
un bulto de carne en una cama postrado
eso que ni recuerda lo pasado
solo una masa del pasado.
Eso no es lo que quiero
no es lo que recuerdes deseo
solo es un resto
un resto que va al otro barrio.
Siguiendo pensativo entre presentes y pasados, empiezas a entender que lo que piensen los demás nos tiene que importar absolutamente “NADA”. Pues somos los que vamos a lidiar con nuestras decisiones y con sus resultados, no los que piensan lo que les da la gana sin estar en el ajo. Si de tus sueños dudan...
Que más da si de ti dudan
piensa que solo tu adelante puedes salir
tus sueños tuyos son
más para el resto entendibles no son
Poco importa,
tuyos son
lo demás poco importa
entenderte no quieren
solo machacar por placer
y burlarse si te hieres.
Tu vida, tus quereres, tus sueños
a nadie le importan
salvo bien te quieran
más el resto herirte quiere
sangre por el suelo correr.
Carroña con que comer.
En ti céntrate
solo tu puedes
solo tu y tus quereres
solo tu con lo que quieres.
Hazme un lado
tus sueños apoyo
tus decisiones acato
más no estorbo
solo un empujón hacia la meta
esa que en tus sueños está
esta que es esta tierra hay que alcanzar.
En ese caminar por esos mundos entre nuestro camino, nuestros proyectos, nuestros resultados, aprendemos que los errores son parte del aprendizaje, la mejor escuela, el mejor aprendizaje, que a veces es una escuela cara, pero sí es muy efectiva. De los errores y aciertos.
Los errores y aciertos, pero sobre todo los errores son los mejores maestros en esta vida, por eso, vivamos largo tiempo para poder errar lo suficiente como para aprender a vivir y disfrutar de ello antes, mientras y después de cometerlos.
Y ya que estamos con los errores y aciertos, nos viene otra pregunta ¿Quién quiere la perfección? Muchos dirán ¡YO!
Pero la mayoría de perfeccionistas lidian con un gran problema, siempre hay algo que mejorar, eso es bueno, porque siempre se pude hacer algo más, pero también es malo, el que no te deje vivir ese algo más. Ls personas perfeccionistas son insoportables, no se aguantan a si mismas ni a los demás. ¿Quién quiere la perfección?
¿Quién quiere la perfección?
Me da igual como seas
que te quiero sólo sé
lo demás poco importa.
Aburrida es la perfección
aliciente no tiene
más también hay que ver
que por ella se entiende.
Si perfección es rectificar
si es reaccionar
si es la sencillez
bienvenida sea.
Si es la intolerancia
si es el absolutismo
si es la supremacía
ni cerca la quiero.
¿Quién quiere la perfección?
Me da igual como seas
que te quiero sólo sé
lo demás poco importa.
Te acuerdas de ese niño, ese que dejaste jugando y aprendiendo como una esponja para hacer esa vida que llaman “de mayor”.
¿Donde lo dejaste?
Nunca hay que abandonar a ese niño que dentro llevamos, es nuestra esencia y nuestro seguro para no envejecer mentalmente, el arte reside en como compartir este niño con la adultez, pero mientras siga jugando dentro de nuestro cerebro cuando la adultez se nos hace pesada seguiremos adelante victoriosos.
Hablando de lecciones, hablemos de esas que las sufrimos en propia carne.
Nadie mejor que el sufrimiento en sus carnes ha sentido para dar las mejores caricias con el sentimiento a flor de piel, ese sentimiento que solo entienden los que lo han vivido.
Las manos llenas de cicatrices denotan el pasar de la vida y lo difícil que resulta, que mejor para acariciar que esas manos que la vida en si ya han sentido...
Soy feliz
Me preguntan:
¿Feliz eres?
Soy feliz respondo
mi felicidad no se basa en tener
tampoco en conseguir
simplemente disfrutar
obtener placer de lo que a mano hay
no importa si hay cantidad
eso poco vale ya
solo importa el saborear
esas cosas que a mano tienes
esas pequeñeces que la vida te da
una palabra, una mirada
una caricia o esa mano que te palpa
esa mano que te dice aquí estoy
sin palabras, solo la presencia
esa que notas y sientes
sabes que ahí está
el juguetear de un niño
viendo la rana saltar
ese pájaro que vuela
ese que también su trino canta
esas nimiedades que la vida te ofrece
esas que con dinero no se pueden comprar
esas pequeñas cosas
todas ellas me dan la felicidad
todo es saberlo aprovechar
lo que hay es lo que se disfruta
no lo que quizás vendrá
¿Eres feliz?
¡Feliz soy!
Toni Oliver
Plácido día
Plácido día soleado
en la playa niños jugando
adultos como niños correteando
Las olas contra la arena rompen
el mar alborotado
adultos como niños jugando
esféricas pelotas de mano en mano
de uno a otro volando
Allá en el fondo mano pelota pide
a dos manos cogela quiere
uno se acerca con balón en mano
para mejor lanzarla
Una voz se oye
Me ahogo, salir no puedo
acércome en plan ayuda
remolino me absorbe
Ambos absorbidos
el ahogo cerca se nota
afiladas rocas del fondo se notan
cuanto más se nada más se agota
Nadar de nada sirve
el mar al fondo te lleva
agotarte quiere
resistencia no quiere.
La menta piensa
tranquilo piensa
si nadas te agotas
la corriente vencer no puedes
Piensa las olas a las rocas van
las olas van y vienen
el remolino te engulle
la corriente te vence
tranquilidad requieres
los nervios no ayudan
piensa, la misma corriente te ayuda
tu solo no puedes
Las olas en las rocas rompen
ellas van y vienen
usa esta corriente
nada con ella
la tierra te espera
calma requieres
Ola viene nado con ella
ola al mar entra
la que a tierra va espero
ola para tierra veo
con ella me esfuerzo
Poco a poco a tierra me acerco
venzo la corriente que tragarme quiere
a tierra ola tras ola me acerco
con las olas la tierra alcanzo
esas mismas olas que tragarme querían
ellas la vida me han devuelto
Mi compañero lo mismo ha hecho
aprovechar la buena corriente
no dejarse llevar por la corriente,
sino aprovechar esa corriente
para el pellejo salvar
La mar merece un respeto
la vida cuando quiere te da
más esa misma te quita
eso sí, se le dejas ganar.
Nueva vida ha de empezar
ver de cerca la Parca te hace pensar
esa vida la hay que disfrutar
no se puede desperdiciar
Batallas cada día le ganas
poco le importa
sabe que un día va a ganar
para ello toda una eternidad
sin prisa pero ganará
Rencores atrás deja
disfruta lo que la vida te da
más vueltas no le des
disfruta nada más
Grandes cosas falta no hacen
solo esas pequeñeces que al lado tienes
esa flor, ese beso
ese dibujo de un hijo o niño
esa caricia de quien te quiere
esa mirada que todo lo dice
esas sin palabras que del todo te llenan
esos silencios y esos chillidos de alegría
el canto de un pájaro
su vuelo planeando
Esas nubes que el atardecer tapan
ese rayo de sol que se les escapa
un amanecer sin prisas...
Cuantas cosas que no cuestan nada
lo más bello de la vida con dinero no se paga
para ello no hay tarjeta que valga
sólo la observación te hace encontrarlas
Esas pequeñas cosas que al lado tienes
sólo tienes que disfrutarlas
ahora mismo hazlo
mañana quien sabe
lo mismo hacerlo ya no puedes
quizás ya no estén
o quizás tu ya no estés.
Vive la vida
Disfrútala,
Toni Oliver
No te rindas
No te rindas
la pena no vale
si de luchar dejar
la muerte te invade
No te rindas
no vale la pena
más desgracia aparece
si rendirte quieres
No te rindas
si lo haces desapareces
esa vida bien merece
esa lucha que vivo te mantiene
No te rindas
no te lo mereces
No te rindas
algo mejor te mereces
No te rindas
piensa que se te quiere.
Toni Oliver
De nada sirve arrepentirse
De nada sirve arrepentirse de lo hecho, pero si sirve para coger experiencia en esta vida si se aprende de lo que por el camino de la vida vamos haciendo, esas enseñanzas precio no tienen, son la fuente de la sabiduría, la fuente que nos curte, la fuente que como personas nos hace, en sí, son la vida misma.
De lo que si hay que arrepentirse es de ir haciendo y nada aprender a nuestro paso y menos pensar que todo lo sabemos cuando lo que nos queda por aprender es tan grande que por mucho que aprendamos nada es en comparación con lo que por aprender nos queda.
Toni Oliver
Chin chin para los enamorados
Chin chin, pero que en eso no se quede
el día 14 de febrero no es nada
lo importante es el día a día
eso que tanto cuesta
la vida entera
la enfermedad del amor a uno le llega
más vacuna no se quiere
solo que dura y no cure
pues cuando cura a veces se muere
otras se reconvierte
una amistad duradera
o odio permanente
sólo tu decides
sólo tu puedes
sólo tu en una cosa u otra conviertes
sólo tú sabrás lo que quieres
sólo tu puedes.
Toni Oliver
El saber las respuestas no lleva a nada, todo cambia
El saber todas las respuestas no lleva a nada, todo cambia
Hay una cosa mejor que conocer las respuestas, saber buscarlas.
De todas maneras piensa que la pregunta puede ser la misma pero las circunstancias han cambiado, por lo que la respuesta es diferente también.
Toni Oliver
Para los que nos van dejando
Para los que día a día nos van dejando, se van apeando de este tren al que llamamos vida, pero en cada estación unas personas muy queridas se nos bajan porque han llegado al final del trayecto y otras en cada estación suben para formar parte de nosotros.
Nada se pierde ni nos abandona, solo ha llegado al final de su trayecto y nosotros tenemos que seguir el nuestro hasta que en una estación también tendremos que apearnos y dejar espacio para los demás, para que puedan, también, seguir su camino.
Toni Oliver
Caminante no hay camino...
Caminante no hay camino, sino estelas en la mar, Machado escribió.
Verdad es que el camino se hace a cada paso y en cada paso una mano amiga puedes encontrar, amiga no que decir conocer de antes, sino la que te apoya cuando hace falta, la que tira de ti cuando en al agujero te encuentras y te ayuda a salir, esa mano que con una simple e inocente caricia sin más palabras te dice, estoy aquí para lo que haga falta, ánimo, no pares, esa mano que, aunque suene mal, te pone la mano en el culo y te ayuda a superar los obstáculos que en el camino se encuentran, esas son las manos amigas, las que en el camino encuentras y forman parte de él.
Y porqué no, hasta las mismas piedras que en el camino se encuentran son bellas, solo hace falta fijarse en ellas, ver como el paso del tiempo y sus inclemencias les ha dado formas caprichosas, agradables formas, más si la cabeza levantas, todo un universo de percepciones, sensaciones y vivencias en este camino hay, solo es saber verlas y no ofuscarse con cosas inútiles o superfluas.
Toni Oliver
Enamorarse de la belleza del momento
Quien se enamora de la belleza de un momento y no de la esencia de la misma belleza se pierde toda la vida de esta anhelando la inexistente belleza del ya inexistente momento.
Mientras que el que se enamora de la misma esencia aunque la belleza externa desaparezca, sigue siendo esencialmente bella.
Toni Oliver
De la vida harta estás
De la vida harta estás ya lo sé
que la vida bien no te trata también lo sé
que palos y más palos cada día te da, pues sí
pero con ella acabar la pena no vale
siempre algo hay, ese algo que una vida vale
algo muy importante y es que se te quiere
por eso ni lo intentes
con ella acabar la pena no vale
algunos te queremos bien lo sabes
te queremos vivita y enterita
no a trocitos no cachitos
te queremos como eres
alegre cuando puedes
triste cuando se tercia
enamorada en su caso
loca como ti misma en cualquier caso
no nos dejes ahora, te queremos lo sabes
no te vayas sin nada decir
un vacío con ello nos dejas
vacío que no queremos que suceda
sube al tren de la vida de nuevo
no importa este desvarío
lo que importa que viva estés
que para algo están los amigos.
Olvida el pasado
solo aprende de él
pasado oscuro que ya no interesa
pasado que pesado ya es
tíralo y más vueltas no le des
vive este presente con quien te quiere
vive la vida que te ama
no la abandones con estos tropiezos
recuerda que un hombro siempre disponible
disponible lo tienes
más abajo dos manos de cada amigo
dos manos que mucho te quieren
no les des tormento
solo ayudarte quieren
para algo también te quieren.
Toni Oliver
A ti
A ti que por la vida luchas
a ti que la Parca tu vida codicia
a ti que día a día a la muerte vences
a ti que apenas si te queda esa sonrisa
a ti que esa sonrisa siempre contigo estaba
a ti que con esa sonrisa a los demás animaba
a ti que ahora más que nunca
a ti que esa sonrisa necesitas
a ti que ha que devolverte las ganas de vivir
a ti que esas ganas a veces pierdes
a ti quiero decirte que esta batalla no la pierdes
a ti quiero decirte que desde la lejanía
a ti quiero decirte sin conocerte
a ti que quiero que sepas que desde cualquier parte te apoyamos
a ti te digo que la parca no puede contigo
a ti te digo que esa batalla no la gana
a ti te digo que sigue poniendo esa sonrisa en tu cara
a ti te digo que con esa sonrisa ella no te gana
a ti para que sepas que si le pones ganas ella ni se acerca
a ti que sepas que si contigo no puede se aburre y se va a por otro
a ti que sepas que apoyo tienes
a ti para que sepas que no te conozco pero te quiero
a ti que sepas que te quiero viva
a ti para que sepas que mucha gente contigo está
a ti para que sepas que solo tu le puedes ganar
a ti desde la lejanía
a ti un fuerte beso
a ti un fuerte abrazo
a ti céntrate en eso que importa
a ti recuerda que eso es la vida
a ti para que recuerdes que se te quiere.
Toni Oliver
Dale la vuelta a tu visión
Dale la vuelta a tu visión
mira hacia tu interior
notarás el cambio
al igual que en tu exterior
todo cambia
nosotros también
sólo que mucho nos cuesta
nuestro interior ver
Si desde adentro el mundo miras
el afuera de este cuerpo mejor entiendes
pues ese tu que tu misma eres
fiel reflejo es del exterior
reflejo que otros en el se ven
al igual que tu en ellos también ves.
No olvides que espejo eres
ni tampoco que única eres
vaya contradicción
todo en si se contradice
todo en una combinación
una combinación de que todo es y se parece
y otra lo que se ve y se piensa que es
la vida no es para pensarla
simplemente vivirla se debe
para que más vueltas darle
si nunca es lo que parece.
Toni Oliver
El mundo da vueltas y vueltas
El mundo da vueltas y vueltas,
en cada de ellas una cosas nuevas encuentras,
tu vida de sabiduría se llena,
poco a poco con vivencia plena,
y en cada vuelta de esta tierra,
la vida de sabiduría y felicidad nos llena.
Sólo la actitud nuestra nuestra semilla siembra
y de esta misma actitud viene la cosecha.
Toni Oliver
Me dijo un arriero
Me dijo un arriero que en el camino me encontré, para que correr tanto su después hay que parar y para que correr tanto si después más cosas te van a mandar, total haz tu camino disfrutando de él y no pienses en lo que harás cuando llegues, pues no tan siquiera sabes si vas a llegar, y lo que consigues es lo bueno del camino desperdiciar en pos de algo que no sabes si lo tendrás.
Gracias amigo arriero y si bien vino no tengo agua fresca sí llevo que por ello muy mucho me cuido que el sol no me la caliente y de ella disfrutar cuando la sed ha de apretar le contesté en modo de agradecimiento por sus sabios consejos.
Toni Oliver
Siente la tierra
Siente que la tierra que pisas te absorbe
Siente que que en ella te fundes
siente que ya ella eres
siente como ella siente
con este sentir tu camino sigue
y siempre a gusto te sentirás
porque tu misma serás
igual que la tierra con que fundida estás
vivirás en la eternidad
Más cada segundo que vives
cada segundo es principio y fin
no temas algo acabar
pues siempre es algo a comenzar
todo en esta vida viene y se va
por esto lo que es hay que disfrutar
pues después se va
y no volverá.
Toni Oliver
Jaula llena de hojarasca
Jaula llena de hojarasca,
allí tanto tiempo acumulada
collar de hierro a clavos remachados
pesada cadena de el colgando
obligada a esperar
esperar para ser juzgada
mientras, el peso de las cadenas..
por el suelo te tiene arrastrada
ti piel por la tierra arrastrada
por esta tierra magullada
allí, en la espera,
toda desesperada
mirada perdida,
mente inquieta
corroyendo el orgullo
ese que tiempo atrás
tiempo atrás has tenido
y que ahora ya ha fallecido.
Toni Oliver
A camino errado
"Si has tomado el camino equivocado, no sientas lastima por ti mismo; ¡da la vuelta!"
ANONIMO.
Y yo añado
Ha veces hace falta saber el camino que buscas para encontrarlo,
porque sino puedes estar en el buen camino,
pero no sabes que lo es.
Cuando el camino pierdas y no sabes volver atrás,
sigue hacia adelante disfrutando del camino y algún sitio llegarás.
y si en este sitio te has de quedar porque gustado te ha,
olvida el resto y a disfrutar, tu destino ahí está
Toni Oliver
Las aguas a su cauce volverán
Las aguas a su cauce volverán
a la vuelta de la esquina se ha de notar
pues todo se va a arreglar
y no hay mal que haya de durar
Coge la goma de borrar
borra todo lo que no has de usar
y si no se quiere borrar
quema el papel que mejor otro nuevo usar
y el viejo olvidar
que este mundo es para disfrutar
y lugar no hay para el que lo quiere amargar
Toni Oliver
La libertad
La libertad es un estado mental más que físico
Uno se puede sentir libre en una jaula estando
y no ser libre con todo el horizonte usando
Si tu te sientes libre da igual estar encadenado
porque a lo mejor estas cadenas te has buscado
Ya que estas cadenas las has elegido y te han gustado
Y sabes que con solo pensarlo ya te las has quitado
Ya que en tu mente está el candado
y la llave que has usado.
Vuela pájaro a donde quieras
Que raíces en el suelo no has de echar
Pero tus alas te piden volar
Sí, volar a cualquier lugar
Pero siempre volar.
Toni Oliver
¿Veinte mil leguas?
Veinte mil leguas viajé buscando a mi amor
De puerto en puerto, cruzando el mar
atravesando valles y altas montañas
pero no por ello me he de desesperar
en todo ello algo he de encontrar que me ha de agradar
todo el viaje en si es de maravillar
pero gran sorpresa mi vida me ha de dar
el amor no está en el otro confín del mar
sino a tu lado en cualquier lugar
para ello no hace falta buscar
sino más bien hallar.
Toni Oliver
Yo sigo mi camino a pesar de lo que de mi se diga
Quien quiera criticarme, juzgarme o contar mi vida desde su punto de vista que lo haga,
yo voy a seguir me camino de todas maneras sin hacer puñetero caso a todas estas bobadas
y a veces hasta mentiras porque ya no me afectan, he aprendido a dejarlas de lado para que no entorpezcan mi camino, de este modo puedo seguir caminando hacia el destino que yo quiero y no al precipicio que quieren los demás que me caiga y encima burlarse.
El camino que yo elija es el que yo quiero no el que se empeñan los demás que coja.
Toni Oliver
Libre siento divagar mi mente
Libre siento divagar mi mente
Libre me siento con mis alas desplegadas
libre con mis alas surcando los cielos
Libre planeando sobre el mar y la tierra
Libre, mi mente no tiene fronteras
libre, voy donde quiero
nadie el camino me cierra
nadie me frena el paso
nadie me corta el vuelo
Libre con mis alas el cielo estoy surcando
Libre, sí, volando a donde quiero
Libre, sí, para mi el mundo entero
Libre, sin fronteras ni miedo
Libre, volando a donde quiero
No importa quien mande
No me falta ningún gobierno
Mi mente vuela donde yo quiero
Sin leyes ni mandamientos
solo los humanos nos los imponemos
y unos pocos al resto controlar
y hasta esclavizar
por ello mi mente divaga y vuela
a ella jamás la van a controlar
es mía y mía siempre será
y viajar viajará y nadie controlará.
Libre siento divagar mi mente
libre mi mente volará
no importa donde vaya
el mundo es mi lugar
cualquier lugar
nadie me lo impedirá.
Toni Oliver
Las alas de tu mente ponte.
Las alas de la mente ponte
esas que a todas partes te llevan
no importa países o fronteras
ni gobiernos ni panderetas
sólo importa donde estés
con quien volar elijas
tu imaginación tu destino dirige
el lugar poco importa
solo el camino al que te diriges
el mundo por donde vueles
ese que en tierra o aire
en esa azul esfera
o más allá de ella
vuela, vuela, vuela
vuela a donde sea.
Toni Oliver